jueves, 15 de julio de 2010
MANUELA
Pequeña en el auge,
plural en la tempestad del cáliz.
Entre la sangre forzada y la multiplicación del pulgar,
hay vértigo de dioses.
No se aprecian signos de mastines.
En el nombre del alza,
el espejo miente.
Nunca más pronunció una sola palabra. Cuando alguien la llamaba, Manuela salía corriendo y se acurrucaba en el portal de la escalera, abrazándose a un collar de golondrinas golpeadas.
José Antonio Conde
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