lunes, 30 de abril de 2012
GACELAS SON TUS LABIOS...
Gacelas son tus labios: ramoneas
Rosadas cumbres de montes enhiestos.
Y ahora eres gamo ardiente que en su pecho
Al tibio cauce de su piel se entrega.
Tus corderillos dedos van bajando
Hasta adentrarse en el frondoso bosque
Donde las flores rociadas ponen
El suave tacto de pétalos blandos.
En esta noche de misterio y goce
Has descubierto de la vida el sueño
Que es adelanto del confín del cielo.
Y es el amor la plenitud que expone
Todo tu ser al infinito pleno
En donde muerte y vida son eternos.
Antonio Capilla
domingo, 29 de abril de 2012
Ella no ha amado sino a las muchachas
Ella no ha amado sino a las muchachas
que llegan vestidas de verano. Una lesbiana que regenta
un hotel.
Ama los espejos.
Se baña desnuda en el mar. Acaricia en la noche
la cabeza de los alfiles del ajedrez.
Cuando vuelve a la ciudad se entristece.
Finge que ama a los distribuidores de refrescos
y a los poetas que se agotan en la tarde.
Odia a los imbéciles de la televisión.
Compra telas negras
y le seduce la lluvia azul de los viernes.
Espera a la muchacha que vendrá con una vela morada
y una sonrisa de vagabunda.
José Luis Rodríguez García
sábado, 28 de abril de 2012
Hace muchos años
Ya jamás entenderán nada,
ni las manos heladas, ni el sarcasmo,
ni siquiera el gesto
de los estúpidos que viven de la vanagloria,
ni el extranjero olor de los jacintos,
ni lo que significan
los ojos heridos, nada,
la circulación se apaga en las calles,
hay una inmensa mirada de ballena
en la que está escrita
la primera palabra, atravesada
por el arpón de plata,
todo sucedió hace muchos años,
pero tú lo sueñas como el azul
que llega
bajo los puentes, ahora
ya no se puede calificar, qué espanto, llegan los policías
y las sirenas de sus coches atruenan, mejor
deslizarse en la noche, toquetear a la sombra que está esperando
algo, de verdad, sexo o teoría, música o paso de sombra.
José Luis Rodríguez García
viernes, 27 de abril de 2012
El latido es ya pálido
La tarde mortecina, como el cristal sucio que los animales
han lamido,
llega, y hay murmullos de humo, de sudores, de
nieve,
cuando suena el teléfono, eres tú, lamentando como siempre,
como aquel día de navidad, como la mañana
cuando te levantaste y estaban las tazas del desayuno
rotas
en el cubo de la basura,
que has intentado ser libre a tu manera, ah, pájaro enjaulado,
pobre, como un papel sobre el que la caligrafía de tinta secreta
ha escrito algo
que jamás se leerá.
Mejor que el aire congele las palabras,
que atraviese los ventanales abiertos, el aire, blanco, mejor,
pues el latido es ya pálido, y nosotros
nada podemos añadir
al alud que se produjo hace tiempo, en la estación
de las cobardías y el incienso.
Esperamos la cabalgada de la muerte. Qué
hermosos y pálidos somos, como húsares de película.
Ya es tarde para rendirse, también para cabalgar.
La edad,
como vencejo de plomo, exhibe su corona de rosa extranjera.
No hables de los que han recorrido el desierto, y
otros continentes, y surcado mares a los que ponen nombre,
porque sus rostros se han difuminado,
y sus apellidos huelen a óxido,
y sus mujeres guiñan ante el espejo cubierto con tela morada.
Llamarás otro día, rodeado de clérigos
y niñas, orgulloso de agonizar con la vieja canción
en los labios.
José Luis Rodríguez García
jueves, 26 de abril de 2012
La muchacha vende su cuerpo
La muchacha vende su cuerpo como una copa de nácar,
como una huella, extranjera, venida del hielo,
y no le desagrada mostrar sus pechos de espuma y arena, negros
y azules, pezones de sal y amarillo.
Es la vida. Sobrevivir es el desafío.
Cruzan los automóviles, regresan tipos tristes
que hablan de sus abuelas
y de las casas que se derrumban, vuelven
los muchachos torpes que buscan la primera noche de amor.
Sexo.
La verdad es que no entiende casi nada de lo que le confiesan.
Ella se limita a abrir las piernas sobre la cama sucia.
Te amo, le susurra a alguien
mientras mira el cuadro de ciervos cazados, indiferente.
La estancia es horrible. Descubre
sus manos delgadas en el espejo, huele el vómito en la alfombra.
Pero qué maravilla seguir viviendo.
Mañana sirven paella en el restaurante. Y dan gratis café.
Por la noche los tertulianos hacen apuestas con la ruleta rusa.
José Luis Rodríguez García
miércoles, 25 de abril de 2012
Aseguro una mañana de domingo
Aseguró una mañana de domingo,
clavada su amarga mirada
en una pestaña caída en la leche, a la hora del desayuno,
que ya no le importaban las moscas,
los autobuses, ni recorrer las calles,
y que tampoco le interesaba coger el teléfono.
La mujer, morena, no replicó,
limitándose a mirar al hombre
con quien ha convivido veinte años
y dominando la tentación
de sacar los álbumes de fotografías
y las viejas colecciones de mariposas.
Se incorpora cansada, y mira al cielo
a través de la ventana,
suspirando como si una sombra delicada
acabara de cortar la niebla de noviembre.
¿Te irás?
Él susurró que no hay a donde ir.
¿Entonces?
El hombre se encoge de hombros.
Ni siquiera es capaz de llorar.
¿Recuerdas cuando nos queríamos?
El dice que no. Porque recordar es un infierno, amor mío.
José Luis Rodríguez García
martes, 24 de abril de 2012
Le han quitado el nombre
Le han quitado el nombre
en el muelle. Los polis,
que estaban leyendo un comic de Batman,
le dijeron que era el N209Bx.
El niño se levantó y, como tenía
resecos los labios,
pidió agua, haciendo gestos.
Luego, le condujeron al barracón.
Persiguió con la mirada a una rata.
Estaba encogido. El niño
soñó con el olor de los árboles lejanos
y en las cocacolas que les daba el traficante
a cambio de los caparazones de las tortugas.
Recordó a su padre,
ahorcado en la rama de una palmera
y a su madre que había olvidado cómo se llora.
José Luis Rodríguez García
lunes, 23 de abril de 2012
Preguntas
Le preguntaron por la voz de la rosa
y ella no supo responder.
Le preguntaron qué ocurría cuando llegaban las visitas
y el viejo moribundo se calla.
Le preguntan por dónde comienza a leerse un libro
y él se limitó a mirar por la ventana.
A ella le preguntaron si le gustaba el alba
y la niña cogió el azucarero.
Al hombre que acababa de desembarcar
le preguntaron por el desierto.
Le preguntaron si la cárcel era extraña
y la joven replicó que no conocía otro lugar.
Al niño le preguntaron si le gustaba la canción
y él se encogió de hombros mirándose los pies.
Le preguntaron si le gustaban las chimeneas
y él se encogió, acariciándose el estómago.
A la mujer herida le preguntaron sus años
y ella respondió que mil lunas la habían visitado.
A él le preguntan si está solo
y él mira a su alrededor con los ojos vacíos.
José Luis Rodríguez García
domingo, 22 de abril de 2012
Abundancia
Tengo un diccionario sobre el escritorio
que utilizo para conocer a las palabras,
esas que aún no están en mi vocabulario.
Descifro su importancia,
anuncio a voces tinta su vocablo
o reparo el error en mi cabeza.
Hoy, cuando escribía un poema de dos cifras,
se me ocurrió mirar tu nombre en esa página
y así decía:
Masa por cantidad de agua.
Extensión menor de los océanos.
Lago grande.
Todas son erróneas menos una,
la que indica, sin tapujos, abundancia.
Abundancia de azul en tu mirada,
de rojo en mi sangrado,
abundancia de amor sin duda alguna,
abundancia de Mar siempre en mis labios.
Sábado 7 de octubre del 2011,
a las 15,23 h.
Jesús Arroyo
sábado, 21 de abril de 2012
Tres deseos
Que me tiren a la hoguera del presente.
Que me rompan en pedazos si hace falta.
Que me ignoren si con ello se me olvida.
Tres deseos en la carta de los magos
escribí
con tres líneas de mi sangre.
Como dice el viejo castellano
el deseo que se cuenta
no se cumple.
Jesús Arroyo
viernes, 20 de abril de 2012
Últimamente y por costumbre
Por alguna razón que desconozco
la vida sólo sangra en sobremesa.
Los ojos se mojan de café
y en el hielo del gin-tónic
se adormecen.
Nunca sabré el motivo
de tan absurda manifestación,
pero últimamente y por costumbre
me pasa en cada mesa.
Jesús Arroyo
jueves, 19 de abril de 2012
Elegía (por el libro de papel)
Dónde quedará la caricia de tu cuerpo en mi regazo,
dónde el número inacabado de tus páginas,
dónde testimonios que siente mi cerebro.
Dónde el semen y el óvulo de un poeta,
el parto de una imprenta ensangrentada,
el lector que educa tu existencia.
Habrás sido alimento incompleto para un tiempo
y cuando nuestras calvas rocen barros de existencia,
olvido será tu título en la cubierta.
Jesús Arroyo
miércoles, 18 de abril de 2012
Aquel instante
A Lucía
No importan ahora los pechos aferrados,
los besos entre dientes susurrantes,
las alcobas vespertinas de cinco estrellas
o los moteles de las comarcales bacheadas.
Nunca valoramos monedas
entre sábanas llenas de costuras
ni talones dorados en balcones con sol independiente.
Volará con el viento la servilleta de hilo azabache
que posabas en tu muslo degustado.
No volverán cucharas cambiadas de boca, con helado,
ni el cava de una copa señalando tus senos.
Se irán, del mismo modo,
los bancos del parque caprichoso
y la hierba que enredaba tu cabello.
Los libros adolescentes quemados en la hoguera
sin saber que serían nuestros sus amaneceres.
Dónde buscar aquellas páginas,
dónde morir si no encuentro aquel instante.
Jesús Arroyo
martes, 17 de abril de 2012
La carta
Sobre tu carta el vino
y la intención de emborrachar
frases una a una,
palabra por palabra,
sin maroma que sostenga la quilla de este barco
a un noray fundido en bronce.
Beberé, si me da tiempo, definitivo sorbo
entre el vidrio de esta copa rota por desdicha.
Haré sangrar los labios sin palabra
para que el coral de tu carta me mancille.
Jesús Arroyo
lunes, 16 de abril de 2012
Retrato sin rostro
En aquella pared, suspendido
por la escarpia oxidada del destino,
se atrevieron a secar las lágrimas
de visitantes sin cámaras al pecho.
“Loca”
titulaba la pared,
único cartel sin punto rojo,
el resto de cuadros no estaba.
Allí quedó, dormida,
colgando de su propia silueta.
Jesús Arroyo
domingo, 15 de abril de 2012
DE CADÁVERES Y DECEPCIONES
Van dejando sus cuerpos vacíos
rastros de huellas palpables
la impunidad del desaliento
la sonrisa de terciopelo
y la soga que oprime los gritos necesarios.
La identidad perdida tropieza con ángeles mancos
mujeres que vuelan con alas rotas
la torpeza del desánimo
y las zancadillas grises divertidas ante el espanto.
Sagrario Del Peral
sábado, 14 de abril de 2012
Hoy se llenan mis ojos de paisaje
Hoy se llenan mis ojos de paisaje
me dirijo al refugio de tierras rojas
cuando los ocres se levantan y el frío aterriza en las plazas
Diciembre nos arrastra, a un delirio navideño
Don Consumismo nos vacía la mente y amarga
con el rostro más crudo de la soledad blanca
En estos tiempos de felicidad impuesta,
mi sonrisa cariada desfallece, aunque sabe,
que las sombras pesan
también sabe y me recuerda que de esta danza oscura,
podemos escapar,
porque la vida camina en nosotros
y al final de ese camino, tenemos la esperanza casi, casi intacta.
Un hallazgo de luz palpita en todas mis ansias.
busco la energía que me falta,
para resucitar de mis pequeñas catástrofes.
En esos momentos,
abrazo a los árboles
y persigo sus raíces para que me alimenten y sostengan en este viaje.
El declive y la decrepitud se angostan en una lucha desaforada
dando batalla a la desesperación, respiramos.
Esta amiga decrépita y ácida sonríe al frío y la sombra se agranda
la templanza más sabia, juega remolona y se esconde en las orillas.
Y yo hoy, tan sólo quiero encontrarla.
Sagrario Del Peral
viernes, 13 de abril de 2012
Escupir a carcajadas
Escupir a carcajadas
para romper todos los silencios
que amamantan llanto
Hambrientos sueñan
el dolor con la intensidad del desgarro.
Para mantenernos vivos y a flote
oleajes y parches de cariño
en un pequeño corazón que ruge lastimado.
Las palabras se encierran en su jaula
No quieren pronunciarse, ante el asombro de mundos perplejos
Enmudecieron en callados rostros
su angustia
y el veneno de días venideros..
Sagrario Del Peral
jueves, 12 de abril de 2012
PORQUE LLUEVO (SAGRARIO DEL PERAL) INVITADOS TODOS.
En estado melancólico las estaciones del metro
concentran tristeza
que se sube disimulada al andén entre los
abrigos y los paraguas que
nos traen todas las lluvias posibles.
Pero hoy no hay marcha atrás, la tristeza
viaja conmigo.
En el vagón me mira a la cara fijamente y me sonríe
sabe que soy una de las suyas.
Nos reconocemos con nuestros abrigos raídos,
con las lágrimas que se escapan sin querer
con los restos del maquillaje.
Nuestras sombras viajan juntas se miran como si de un viejo familiar
se tratase.
La esperanza traquetea correteando para alcanzar la ilusión
que días atrás asomaba a nuestras caras.
Hoy queda todo tan lejano
miramos paseando la ciudad con la cabeza abajo, con el sin sabor
de que estamos arañadas hasta la médula
Porque lluevo y no puedo parar de hacerlo
estoy aquí y tan sólo el dolor esta vivo.
Sagrario Del Peral
miércoles, 11 de abril de 2012
Cuento sonámbulo (Derechos reservados)
Todos los abrazos que se volaron por el hueco de la ventana
buscan la calidez del sonámbulo
que una vez los retuvo.
La suma de las ausencias y los fracasos agitan
la desesperanza que lleva al rey de los insomnios
a un camino de peregrinaje interior
de axifisia existencial
con las emociones en en el maletero guardadas
para los siguientes viajes y los restos de piel y corazón
supervivientes
el cerebro no descansa porque cuando se entrega no piensa
y cuando pierde se desvanece en mil cuchillos en la garganta
En cien dagas sobre un estómago cerrado
y las puertas del desastre en mí,
en mis restos y fragmentos ya rotos
mi pequeño rompecabezas se descompone
y desarma hasta encontrarse de nuevo.
Sagrario Del Peral
martes, 10 de abril de 2012
Se espantan los miedos que nos debilitan
Se espantan los miedos que nos debilitan
y crecen las sonrisas,
en pequeños monticulos donde el cielo se abre
y la tierra brama,
allí yacen menos prejuicios.
Cabalgan mil batallas ,contra todos nuestros yoes
y la esquizofrenia habitable.
Se lamen abrazos a los cielos
Porque amanecimos más sabios
y los miedos ya no nos paralizan .
y desgarros a la cobardía, que llora derrotada.
Sagrario Del Peral
lunes, 9 de abril de 2012
MALDITA
¿Y ahora, que hago con toda esta tristeza?
He ido sumando caricias
que se miraban y se reconocían.
He muerto tantas veces esperando
que haya alguien que sea para mi.
Pero no señores, he nacido maldita
para no ser amada, tan sólo y a lo mucho querida.
Querida como un buen ser humano con el que se puede contar
con alguien en quien confiar de forma apacible.
Un rostro amable que nunca es el soñado
un rostro que nunca será amado
Porque he de morir sola
y ese es mi destino ... (MALDITA)
Sagrario Del Peral
domingo, 8 de abril de 2012
Sin planes
por carreteras secundarias
sin un propósito claro
sin saber dónde vamos a dormir mañana
qué carretera tomaremos
a quién conoceremos
dónde nos alcanzará la dicha
dónde nos detendrá la muerte
Pero ¿no es esa la vida?
Alfonso Armada
sábado, 7 de abril de 2012
Canadá
y no lo vemos.
Toda la belleza
y el silencio del mundo,
paredones
ríos cristalinos
árboles que escalan el cielo
arcilla roja
cañones
águilas y buitres
carreteras capaces de llevarnos
adonde ni siquiera sospechamos
y nos pasamos la vida
oyendo a quien no tiene nada que decir
con los ojos cerrados
como bueyes
que aran el campo
de su propia condenación.
Alfonso Armada
viernes, 6 de abril de 2012
El amor
señales que envía al inconsciente
y la curva de los cerros
nos vamos
salvando ríos
secos y caudalosos
nacimientos que nunca son lo que se espera
y desembocaduras
que casi nunca vemos.
Un río no es una metáfora,
aunque llevemos siglos empeñándonos.
Y el amor,
¿qué es entonces?
Alfonso Armada
Alfonso Armada
jueves, 5 de abril de 2012
Hotel del abismo
velazqueña
como el cielo
la gasolinera
el cruce de caminos
los términos del valle
y las sombras alargadas
permiten hacernos una idea
del contenido de la vida
Alfonso Armada
miércoles, 4 de abril de 2012
Plutonio enriquecido
El trigo
Los frutales
Los peces
Y los senos de las muchachas
Adquieren un sabor metálico
Pero crecen
Se desarrollan
Y a veces no mueren
Antes de lo previsto
Porque el plutonio
Ni es una fantasía
Ni sabes de qué estás hablando
Aunque ante las dos torres
Fabricando conejos sin cesar
La única chistera que cabe ponerse
Es la del enterrador
Alfonso Armada
martes, 3 de abril de 2012
Arquitectura negra
y salieron negras,
luego las metimos en el fuego
y salieron rojas,
las metimos en el agua
y nos echamos a reír:
ya éramos albañiles
capaces de elegir bien cada piedra
de tirar una plomada
de levantar paredes impecables,
negras
con piedras que al atardecer
parecen leña
apilada
contra la noche
y el viento que sopla
sin que nadie sepa jamás
cómo guarecerse
del que sopla por dentro
Alfonso Armada
lunes, 2 de abril de 2012
18 de julio
salvo que el Jarama
nos sale al encuentro
como un río sin pasado
sin cadáveres
sin bañistas
sin más historia
que la que queramos comprar
un río tan discreto
como las carreteras secundarias
que elegimos
como quien piensa
que tiene que haber otro camino
aunque la muerte
sea siempre el final
Alfonso Armada
Esta semana vamos a poner siete poemas inéditos de "Por carreteras secundarias"
un libro en el telar, con estas poblaciones que recorrió el autor.
18 de julio. Puebla de la Sierra, 18 de julio, 2011
Arquitectura negra. Campillo de ranas, 19 de julio
Plutonio enriquecido. Trillo, 20 de julio
Hotel del abismo. Beteta, 21 de julio
Canadá. Teruel, 22 de julio
Sin planes. Rubielos de Mora, 23 de julio
El amor. Mora del Ebro, 24 de julio
domingo, 1 de abril de 2012
CORAZÓN DE LLUVIA
Uve murió una noche alcoholizado por la lluvia.
Uve pensó: por la boca muere el pez.
Y se ahogó bebiendo lluvia.
Pobre Uve tragalalluvia, Uve de traje oscuro,
que a nadie dijo adiós.
Se le veía siempre triste en su despacho,
con la gabardina chorreando
y el paraguas abierto en una esquina.
Decían que era un tipo extraño, Uve,
adusto solitario introvertido.
Que sus tripas sonaban como a lluvia
que miraba de soslayo
que al caminar dejaba charcos
que atraía siempre el temporal.
Pobre Uve de traje oscuro,
asomado a la ventana con su calva imán de lluvia.
¿Qué no hubiera hecho por ver brillar el sol?
Soñaba que se cortaba las venas
y su sangre era de lluvia
que su semen germinaba
en un monstruo de lluvia
que sus manos su nariz
y hasta su corazón eran de lluvia.
Pobre Uve tragalalluvia, de iris encharcados,
de ojos de musgo y de rocío.
Se fue como la espuma,
como el fracaso como el viento,
con su maletín negro de lluvia
y el secreto de su pena dentro
sin decir a nadie adiós.
Salió una noche de su casa
alzó la vista al cielo
y se ahogó bebiendo lluvia.
Buscando su destino
perdiéndose en las nubes
sin ver brillar el sol.
Vicente Muñoz Álvarez