Dónde quedará la caricia de tu cuerpo en mi regazo,
dónde el número inacabado de tus páginas,
dónde testimonios que siente mi cerebro.
Dónde el semen y el óvulo de un poeta,
el parto de una imprenta ensangrentada,
el lector que educa tu existencia.
Habrás sido alimento incompleto para un tiempo
y cuando nuestras calvas rocen barros de existencia,
olvido será tu título en la cubierta.
Jesús Arroyo
jueves, 19 de abril de 2012
Elegía (por el libro de papel)
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