Una fotografía en blanco y negro
cargada de historia y de sueños,
dos vidas abrazadas
a un baile de salón eterno.
El, con sus arrugas trabajadas
dejó su cuerpo en la tierra
y su alma en el cielo.
Ella, mujer de inocente mirada
lloraba en las noches vacías
cada lágrima, un recuerdo.
Sonríen, ahí se detuvo el tiempo
mientras la música sonaba
Francisco Bermejo
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