Que raro se me hace
verte desnuda
escondida tras ese músculo
ahora atrofiado.
Cuantas noches
en vela
en busca de salvación
y al final
lo dejaste morir.
Abandonar cada noche
de la forma más delicada
un zapato, aunque
no fuera de cristal.
Pobre Ceniciento de ojos pardos.
He bloqueado el acceso
a mi memoria intermedia
para no volver a caer
en planificaciones
de rescate vano,
en operaciones
para dar luz
a quien nunca
quiso ser visto.
Apaga ya esa sirena
aún no sabes
que aquí,
nadie ha venido a verte.
José Naveiras García
miércoles, 23 de mayo de 2012
Q
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