Orientada al sudeste, en las primeras
horas de la mañana un sol esquivo
que se cuela entre setos verdecidos
anormalmente ‒ setos zarandeados
por arbitrarias rachas de una brisa
marina, insuficiente incluso
para aventar las velas de los barcos
fondeados en la rada ‒
repta por la ventana entreabierta
de la cocina, aún en la penumbra;
un sol que deposita en la encimera,
invadida por restos de la cena
y vajilla grasienta, el esplendor
de un cielo anaranjado que comienzan
a surcar nubes y tempranos pájaros.
Me he levantado a tiempo para regocijarme
con los colores audazmente
disueltos entre sombras,
más apropiados en una pinacoteca
que en los fogones de mi domicilio.
Tú duermes, contrariada por esa adversidad
que no crees merecer, con las extremidades
enmarañadas sobre la sumisa
almohada esponjosa en el balasto
del sueño, y escucho tu respiración
irregular, profunda, igual que si aflorara
del terreno arenoso un surtidor obstruido,
y contemplo la luz reciente acariciando
el cristal de la claraboya
con la modestia de una mariposa.
Soy testigo de la transformación
que su triunfo procura en telas y cerámicas,
en las frías paredes, en el vaso
antes vacío, y ahora lleno de una sustancia
evanescente que al mojar mis labios
en ella, hace emerger
el cauce mercurial del pensamiento.
Carlos Alcorta
Todos los poemas de esta semana son inéditos
de su próximo poemario "Mediana edad"
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1 comentario:
Gracias por darnos a conocer otros poetas. :) Un saludo
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