lunes, 24 de junio de 2013
Elegía a D. José Luis Sampedro
Ya ha rozado tu afilada lengua
la manriqueña sal del mar en calma,
y has recostado tu cabeza venerable
sobre los sueños que no producen monstruos.
Tú, que has sido más joven que los jóvenes de ahora,
que no has dejado que la ruindad del hombre
abata la ilusión en un mundo mejor,
más humano y menos monetario.
Fronterizo entre las aduanas de la vida,
economista con alma de escritor y de poeta;
gracias por despertar a la indolente juventud
y a sociedades defraudadas
por las encorbatadas mezquindades.
Gracias por defender una economía
que no sea el látigo y la jaula
que oprimen al perdedor de esta batalla cruenta
que brutalmente llaman capitalismo.
Sirva tu humildad de sabio como ejemplo
a tantos ignorantes vanidosos.
Y que lloren el tiempo y el espacio,
los libros infidimensionales
y los hombres todos
ante esta sonrisa etrusca que resplandece.
Pablo Iruzubieta
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