jueves, 31 de octubre de 2013
Casi no sentía su mano
Casi no sentía su mano. El rumor de las palabras dolía en la garganta y las
adecuaba al volumen de la confidencia. Y, aún así, aún siendo más silencio
que voz, casi no sentía su mano.
De vez en cuando, pasaba algún transeúnte. Un lugar poco transitado,
acorralado como un animal salvaje en una batida aún más salvaje. Sin
embargo pasó levemente un niño que depositó su mirada de inocencia
sorprendida.
Casi no sentía su mano, aunque dejaban marcas en la piel. La tragedia es
talentosa en el arte del tatuaje desvanecido. Recogió una lágrima con el dorso
de la mano libre y trató de esbozar una sonrisa.
Aún flotaba el niño y su fotografía efímera. La inocencia previa al primer filo.
Casi no sentía su mano. Sentía más una mirada apenas sorbo de agua
hirviendo.
Casi no la sentía, sola en el banco, calor de verano y una mano amiga muerta
que estremece cimientos. Sólo una caricia fantasma que baila recuerdo.
Diana Álvarez
miércoles, 30 de octubre de 2013
La mujer de papel
Antaño llovieron palabras en mi piel,
derramada de un árbol herido,
sueños de poetas, cuentos de hadas,
recuerdos
Perdidos legajos en las cunetas
y las riberas de ríos estancos,
ardida en rayos de sol,
mujer de papel escrita,
leída con la caricia tenue
antes de ser arrancada,
mujer de papel estremecida
que se lee y se relee
en sus páginas
hasta descubrirse una noche
concluida.
Derramada de un árbol herido,
herida de tinta y palabras,
mujer de papel que se arroja
sobre el polvo de un estante.
Diana Álvarez
martes, 29 de octubre de 2013
Pneúma
Desde ese lugar, desde mi silla,
respiro un aliento
que fluye del aire.
Desde este lugar, desde tu asiento vacío,
un aliento acariciado
te toca
leve como la mano del tiempo.
Diana Álvarez
lunes, 28 de octubre de 2013
Ex Nihilo
No existe causa sin tacto,
ni efecto sin mano.
Las miradas no precisan
de brújula para nacer
tormentas.
Diana Álvarez
domingo, 27 de octubre de 2013
Carta de despedida de un enamorado
Nada hay Amor. Nada. Ni brazos emergiendo de los bosques con dedos inclinados. Nada Amor mío. Ya nadie recuesta el Alma sobre aquel árbol que se curva sobre Agua pura y abundante. Nada hay Amor. Los cuerpos buscan un espacio donde correr de una punta a otra sin acabar como hormigas nerviosas dentro de un vaso. Unos sonidos de tijeras anuncian la levedad. ¿Quiénes se aman? ¿Podemos sentir el roce de sus labios como el Ala de una avispa? ¿Cómo Amar sin sentirse frente a un espejo construyendo un rostro? Nada Amor. Ni el ademán de leer las huellas de los rostros grabados en la almohada. Las manos pueden cerrarse y conservar un eco para luego liberarlo en un cuarto de baño. Todos somos ojos de una misma cabeza. Nada hay Amor. Puede verse con claridad cuando intentas en mitad de la Noche rehacer nuestros fantasmas famélicos y heridos. Suavemente el Cielo cambia sobre nuestras cabezas y nos hace danzar frenéticos sobre nuestros pies de toros y decir: nada hay Amor, sólo sea nuestro desvalido apego por matar y devorar la presa.
Samuel Bossini
sábado, 26 de octubre de 2013
Una cabeza rodaba
Una cabeza rodaba. Se detuvo al chocar con mis zapatos. Era la cabeza de mi primer Amor. Semejaba una primavera con los ojos apresados entre dos botellas. Al reconocernos, sonrió. Y las noches que compartimos en un bar que desapareció manoseado y vacío de presagios se presentaba en forma de miniatura desgastada. Pregunté por su Vida y casi sin poder interrumpirla dijo: que sólo necesitaba de cuerpos que girasen como ocas atontadas, pero que, por alguna razón política, Dios nos los hacía bajar a la tierra. Recordó que perdió un Amor en el pasillo de un crucero. Que la punta de su taco se atascó en la Boca de un amante muerto. Dijo que heredó un pisapapeles con el que sujeta las cartas de sus queridos. De lo que fue su Amor por mí, ni una Palabra. Sentí que los sueños encastraban adioses en el Aire caliente. Cansado, la pateé y cayó al cordón. El Agua de la lluvia arrastró la cabeza hasta la esquina. Quedó con los ojos esperando un cariño excesivo. Gritando: el Amor es esa vara que masticamos hambrientos y con cierta ansiedad.
Samuel Bossini
viernes, 25 de octubre de 2013
Nessuno
Nessuno. Ni usted ni yo, ni nadie. Ni coleópteros, ni vainas verdes, ni Corazón. Ni dama construyendo con lluvia la figura de un Hombre. Ni sol revuelto de frío en las manos. Ni la Mano como viento en los cabellos. Ni usted. Usted la más fina y bella. Ni aquella estallando con violencia en un Corazón. Ni memoria abarrotada con vapor. Ni usted nunca ni aquella ahora. Asfixia. Sonidos de celofán en los dientes. Crean en la instantaneidad. Nada de nada dentro. El Amor ignora que pertenece a un movimiento. Ceremonias donde la piel juega a ser tapiz.
Lo humano siempre busca con tesón de aquello que se esfuma.
Samuel Bossini
jueves, 24 de octubre de 2013
Oh el Amor
¡Oh el Amor es espléndido cuando lo vemos pasearse en el Cuerpo de otro!
La Vida nos adora pero invita poco.
Las manos finas de la muerte acarician nuestros botones.
El sol crea las sombras cuando cierra un Ojo.
La esperanza espera del hombre lo que ella no sabe hacer.
Samuel Bossini
miércoles, 23 de octubre de 2013
Agua que te has hecho Labio y besas frío
Agua que te has hecho Labio y besas frío.
Agua que te pensaron junto a los cuerpos para alongar la piel.
Una brisa abre el centro del jardín y desbanda unos gorriones.
Desde la medianera puede verse el Agua gota a gota sumarse a la brisa
y disolverse ambas.
Quien parte de prisa lleva en el puño de la camisa un manojo
de segundos que pertenece a otro pasajero.
Samuel Bossini
martes, 22 de octubre de 2013
Recetario
I
Con una serpiente petrificada trazar un círculo. Permanecer bajo el árbol. En un Espacio construir un ala que logre llegar a un extremo del ángulo. De no poder, alzar una dicha borrosa. Tomar un atajo. Con los sentidos buscar abundancia o sobriedad. La Vida parte, se divide, regresa. El crédulo amanecer dejará su propio sabor en las almohadas tibias.
Entonces que la tierra gire buscándonos.
II
Medir con la palma de la mano la amplitud del círculo. La intensidad del sol debe ser tal que la piel sienta el peso del roce. Buscar y dejar las cosas donde estaban. Ver la llama de un fósforo agotarse como si fuera la frente de un canario envejecido. Recostarse. Rezar. Dormir. Soñar la parte nuestra que anida entre las costillas y el paladar. Dar el último vistazo. Una Oración no basta. Un sortilegio sí. El Silencio restablecerá el peso muerto y para ello se convertirá en Palabra. El hombre dirá en voz alta y ante nadie el secreto. Las hojas caerán sobre el tiempo que ni se equivoca ni niega.
Dicen que los Dioses ríen cuando las criaturas piden o hablan demasiado.
Samuel Bossini
lunes, 21 de octubre de 2013
Día de extrema oscuridad
Día de extrema oscuridad en las manos del vidente. El vidente enrojeció. Dejó caer su Labio sobre trozos de tierra seca. Algo de Amor capturó su Ojo. Como en toda derrota está nítido lo no hecho, lo que no fue tomado. El cielo despojó de acción al viento. Las aves llegaron con sus picos quebrados hasta la laguna. Era el comienzo del desierto. El inicio de la pesadez. El vacío es el peor amo para las sienes. El hombre, como especie aspira, a que todo torne a su sitio. Pero es evidente: lo desaparecido transforma. Lo nuevo, minuto a minuto, acentuará lo vago. Un día, con la obsesión de huir, lo nuevo, lo desaparecido y el desierto nos convertirán en hábito y nadie más sabrá de nosotros.
Samuel Bossini
domingo, 20 de octubre de 2013
Arrebato de aromas
Arrebato de aromas,
a orgullo y alegría,
a luz y calor,
a brisa fresca en la sombra,
a hierbabuena, a pino,
a esperanza cumplida...
Bacanal de luces,
el cielo limpio,
el sol llegando al pasillo,
colores nuevos y vivos...
Festival de sonidos,
trinos y graznidos,
el crepitar de la maleza en llamas,
cencerros, trotes,
las ruedas de un ciclista
ronronean en el asfalto...
Todos a la calle,
a cortar leña, a podar,
a preparar la huerta...
todo brilla y saluda
como un juego de infancia
y su estribillo
cargado de recuerdos.
Vuelven los placeres
que esperábamos,
comer al sol,
la siesta en la hierba...
y la compañías,
el pájaro en el seto,
la lagartija en el muro,
la familia...
Se hizo largo el invierno,
y duro,
como topos...
Éramos
como la hierba,
esperando ocultos
que el sol fuera cierto,
y no una falsa luz fría.
Iñaki C. Nazabal
sábado, 19 de octubre de 2013
Trabajos incompletos
Trabajos incompletos,
a veces tapo la luz.
Frío
que me invade la espalda
como un esfuerzo,
me siento débil
y a medias.
Soy un anciano
enfermizo y dislocado
que no cuida sus hábitos,
inmune adolescente apasionado.
A veces vuelvo
malherido
de mi guerra,
y busco curarme
más que curarte.
Y me duelo.
Busco fuerzas
y hallo las que he gastado,
apenas quedan
para el primer paso,
el que cuesta.
Iñaki C. Nazabal
viernes, 18 de octubre de 2013
Las gotas en la hierba
Las gotas en la hierba
rompen en cristalitos
la luz del sol bajo,
amaneciente.
El deber me llama,
me llama
y no me apetece,
momento tonto y distraído
que desearía más largo.
Iñaki C. Nazabal
jueves, 17 de octubre de 2013
Amanece húmedo
Amanece húmedo
y fresco,
esta noche ha llovido,
y aún caen gotas
de las agujas del abeto.
Lentamente,
la mañana se va llenando
de luz y sonidos.
Los primeros rayos
quieren despertar al bosque,
que se enreda en la bruma
como un niño en su sábana.
Los pájaros se saludan,
me saludan,
les saludo en una sonrisa.
Ya comienzan
a desfilar tractores,
aldeanos, algún camión.
Abro las puertas
que dan a mi casa,
que entre un aire nuevo
y la llene del nuevo día.
El sol se abre camino
para romper la niebla,
quiere mostrarnos la montaña
que parece cuidarnos desde la altura.
Mansamente,
los trinos del campo pasan
a formar parte de la estancia.
Plácido sonrío
y comienzo la mañana.
Iñaki C. Nazabal
miércoles, 16 de octubre de 2013
Mi pequeño manzano
Mi pequeño manzano
de tronco enfermo y agredido,
te libro de la hiedra,
te doy un mimo
en tu llagada corteza.
Han sido años
sufriendo estrangulado
y no has cejado en tu empeño
de dar fruto,
te envío una sonrisa
agradecido y admirado.
Cuánto sollozo,
cuánto quejarse,
cuánto olvidar nuestra fortuna,
y tú ahí,
pequeño e inclinado,
hallando la manera de celebrar
el don de la vida.
Iñaki C. Nazabal
martes, 15 de octubre de 2013
No hay escudo
No hay escudo
ni bandera en mi orgullo;
soy de esta tierra,
y no sé negarlo.
Y quien no es,
niega que yo sea,
como en tantas otras cosas,
y me da un nombre, y un adjetivo,
y me desprecia.
Y llena mi respuesta
de himnos e insignias,
y me incorpora a una fila
a la que no pertenezco.
Es difícil que
quien cierra los ojos pueda ver
que mi orgullo sólo es
tierra.
Iñaki C. Nazabal
lunes, 14 de octubre de 2013
El cielo estaba oscuro y quieto...
El cielo estaba oscuro y quieto,
he abierto la carta de un viejo amigo
cuando empezaba a lloviznar.
El abeto, el seto, el viejo horno
acompañaban con su murmullo
el relato de una tarde alegre.
No sé si ha sido un momento,
un minuto o un rato largo,
pero las tensiones del día se han ido,
no sé a dónde.
Luego he subido un rato al terreno,
y un pajarillo ha salido entre la hiedra a saludar
“¿ya no llueve?” “bueno, alguna gota cae”.
Volvía a la casa y tras ella la tarde
lucía clara, a pesar de las últimas gotas.
He subido los tiestos al balcón,
que les dé el sol mañana, y allí,
frente a la casa,
el arco iris más grande que jamás haya visto.
Todo queda ahora tranquilo, sereno, apacible.
Iñaki C. Nazabal
(todos los poemas de su libro Primitiva)
domingo, 13 de octubre de 2013
escribo
escribo
como alguien que trata de comprender una luz devastada
por la tristeza
como alguien que se oculta bajo un techo de hojas buscando reposo
y finge que le llega la palabra
debería decir deportada a la orilla hago oficio de mis restos
entallo mi corazón en su armadura y no es suficiente
acostumbrada a la derrota aún entono el canto que reclamo
alguien escribe somos seres descontentos
enumera el agua podrida de los jarrones
condenada a lo que queda después del hueso
peleo como una tira de luz entre las ramas que aún resiste
Isabel Tejada
sábado, 12 de octubre de 2013
entre pulmón y pulmón
entre pulmón y pulmón
arquitecto
hago ojal a un corazón abotonado a la vida
antes del descenso
yo me destruyo en la imagen
del que me hace del que sólo halla en mí desalojo
de su triste o de su semen
tu nombre es ahora cada uno de sus nombres
soy lo que transita por tus dedos
recae la verdad en cada uno de mis elementos acariciado
éntrame así te digo antes de la decepción
seme estámpate así
pero si sé si todo está ya anunciado
a qué esta intención de afincarme
esta contundencia
me pregunto
a qué ofrecer una vulva abierta
qué intento rezar
Isabel Tejada
viernes, 11 de octubre de 2013
la imagen fue un fragmento
la imagen fue un fragmento
y aún me pregunto qué tuvo aquel instante de exacto
y ya vienen mis palabras a formarse detrás de mis ojos
la voz ahora qué ha de ser sino necia para dar alcance
o pedir ayuda
como percibo me engaño a propósito de dejarme atrás
y es un círculo
así la sustancia de la vida su sometimiento que nos lleva
en todo lo que fuimos
es preciso soñar la mujer que va en estas alas abiertas
rellenar el vaso
decir
líbrame del futuro
mira que mi tiempo sólo es un cachorro con toda la orilla
pero lo cierto es que no sé seguir el camino
y un cielo se incendia
y lo único seguro es el horizonte
Isabel Tejada
jueves, 10 de octubre de 2013
he tropezado
he tropezado
mi corazón se detiene con la misma intermitencia de los grillos
se echa a perder el alma como se echa a perder la comida
hay de brigadas de búsqueda
-tengo ojos donde pueda escabullirme-
pasarán unos tras otros los días y no serán mi sitio
sino lejos de cualquier parte
la clave es el distanciamiento de esta vida inconclusa
no quiero perturbar la proclividad de lo que restablece
detrás de su hueso muerdo la noche que fluye como condición indispensable
dejo que haga su trabajo
que premonice un círculo a mi alrededor y apriete
que talle en mi borde la belleza perfecta de una ahogada
hay de un abandono
gastadas miniaturas de luz vahos de errancia árboles talados
pájaros que atardecen
en un acto de valentía unto de saliva la herida como quien se lame el rostro
Isabel Tejada
miércoles, 9 de octubre de 2013
es un amago
es un amago
los ojos hasta el fondo de los ojos
dos cuerpos perplejos de rozarse
sola muchacha de Hopper
pobre hombre de Munch
es un amago
un circo de delicadeza
sustraídos de sus márgenes han salido de sus márgenes
hacen una orilla
mira entre las babas
no son bocas son descampados
se besan y engullen vías lácteas de tristeza
faltan a la verdad
pasa la sonrisa la sangre la mente ligera
respirar en el punto exacto
la piel imantada al paso de los dedos
y si tocan se tocan
todo se lo dicen con las manos
traen las manos a los huecos y sienten un mamífero
entre las piernas
cautivados calibran la entera materia de sus sexos
intentando no acabarse de tanta cercanía
se lamen se restriegan con una constancia implacable
él la contamina la penetra y no hay más medida
que embestida a embestida la suma de los espacios
y se sudan se dan forma se plantean
se alcanzan se atoran
y no paran
y a su manera ascienden estremecidos
y todo alrededor se desvanece
y todo alrededor es mentira
sólo el placer detrás
sólo este hilo
que él derrama y tiembla
que ella llora incluso en su corazón
esto es lo que podemos darnos
el tiempo que queda desvelando lentamente
la primera hora de luz
Isabel Tejada
martes, 8 de octubre de 2013
Te habías olvidado del viento
Te habías olvidado del viento
detrás de las hojas
Del golpe que llegó entre tanto
Hoy la lluvia tampoco te ha dado ventaja
El paso
La contienda
Mientras
ese ramo de cielo marchitándose
en los ojos de los otros
y tú te preguntas
qué le pides a los meses fríos
o cómo hacer de la vida algo sencillo
el pan efímero de cada día
su apetencia claro
o si lo único que se esperaba de ti
era este temblor
Isabel Tejada
lunes, 7 de octubre de 2013
un taxi bajo la lluvia me trae de vuelta a casa
un taxi bajo la lluvia me trae de vuelta a casa
no hay nada más triste
una pareja se besa en un cajero automático
mientras contemplo la belleza de su asedio
un taxi bajo la lluvia me trae de vuelta a casa
atravieso el pasillo su garganta cenicienta
el tubo fluorescente de la cocina me señala los huevos rotos
como prueba de mis crímenes sin mérito
un grifo gotea
y siento la vida que se me escapa
la memoria de los espacios su claro reproche
todo aquello que no he vivido
lo que pudo suceder en mí y pasé por alto
la extinta espesura de mis sueños
Isabel Tejada
domingo, 6 de octubre de 2013
Desnúdame tú
Me desnudo en la palabra, en el verso, en el sentir eterno, en cada goce, en cada aliento, desnudo todo mi ser para poseer el aroma que envuelve al viento.
Y me ahogo y respiro y afirmo y me dejo llevar por impulsos que no tienen fundamento al escribir palabras que reposan a la luz de la luna.
Encendida me tienes, apagada plata en el universo.
Y no lo niego, me duele el sueño, me quema y arde por dentro y en todo momento me pierdo y no me encuentro y luego, más tarde, solo sé que te pienso y tiemblo al pensar que en tus brazos me pierdo.
Desnúdame el alma y el verso y la carne y el sentimiento cuando hablo y la luz prende emociones en la oscuridad.
Desnúdame solo tú, lentamente, tú
adagio en mi piel tú.
Susana Násera
sábado, 5 de octubre de 2013
Cubres de caricias la clandestinidad
Vistes el recuerdo con mi nombre, deshaciendo pigmentos de luz entre gotas que se escapan a la lluvia.
Arremete sigilosa la afonía en tu oscuridad.
Cierras la ventana, la habitación tiene sombras que se marchan escondiéndose de cada palabra.
Y desvelas cada noche lo prohibido entre sábanas arrugadas.
Resuenan campanillas azules en la luz del crepúsculo. Rojo.
Alas envueltas en piel recorren tu cuerpo desafiando a la excitación.
Buscando refugio en los balandros que navegan con cautela, repletos de caricias por desembarcar.
Encadenado a un sin sentido, extenuado por lo indebido, naufragas en la tempestad.
Ahora sí tiene certeza la luna de tu delirio.
Desarmado en la orilla, descansa entre brasas la espuma blanca.
Sigue lloviendo dentro de ti.
Y de mí. Lirio.
Un instante duró mil horas, desvistiendo de silencios palabras ordenadas.
Cubriendo de amaneceres tu pensamiento.
La luz de la mañana no es diáfana, se convierte en opaca.
Susana Násera
viernes, 4 de octubre de 2013
Aprendí
Aprendí a encontrar en el silencio
la cara oculta de los astros.
Mitigando las ausencias en cada orificio lunar.
Desgranando palabras que se pierden en mis venas.
Insistiendo en acariciar la sensatez
con mi demencia.
Atreviéndome a pedir el universo
a la noche muda.
Refugiándome en la condena de las sombras.
Aprendiendo aprendí que el amor se mide en sueños que no se cumplen
y en palabras intransigentes que son impermeables a la lluvia.
Susana Násera
jueves, 3 de octubre de 2013
Eterna distancia
Tiene la ausencia
la textura de las flores secas,
y un olor a lavanda
que hace que el abandono
no tenga conciencia
de los sueños que aún quedan
en la distancia eterna
y sombría.
Tiene el deseo
un sendero plagado de besos
por desmembrar
y un soneto con catorce versos
sin terminar.
Con sabor a viento
se balancea altanero
entre las olas del mar.
Entre verso y beso
hay promesas que salen del contexto
y buscan algo más.
Escupe el viento
espuma blanca
que se difumina en la húmeda sal.
Susana Násera
miércoles, 2 de octubre de 2013
De piel
No me rompas la piel,
rómpeme el deseo.
Mojando mis puntos cardinales
con tu boca.
Bailando mi palabra y mi certeza
en las estaciones de tu cuerpo.
Manchando de saliva la poesía que me habita
hasta difuminarla en los bordes de tus labios.
No me rompas la piel,
rómpeme el destino.
Acuchillando mi carne con las vibraciones de tu cuerpo.
Engullendo sombras entre sábanas blancas.
Perfilando caricias con palabras.
Escribiendo las entrañas de tu nombre
en los instantes de luz.
No me rompas la piel,
rómpeme la muerte.
Lamiendo la ausencia de tus ojos
en la oscuridad del silencio.
Despoblando de jazmines las caricias en mis muslos,
vistiéndolos en las sombras de lo impronunciable.
Preñando la lujuria de mi boca con las raíces de tu nácar.
Descansando en mi vientre, consumido por el abandono.
Susana Násera
martes, 1 de octubre de 2013
Una poesía
Me gustaría hacer una poesía
con el hambre de tu cuerpo saciándose en mí.
Una poesía con esa debilidad infinita
que me atraviesa cuando te siento cerca.
Me gustaría escribir
versos con la textura de tu nombre
y el sabor que deja la sal en tu piel.
Quiero escribir a escondidas una pasión que delira,
un tomento que enciende y provoca,
un deseo que arranca gemidos a mis labios
cuando mis manos son tus manos.
Quiero escribir para ti
teniendo tu presencia en el umbral de mi cuarto
desgranando todos mis secretos.
Y el aroma de tu piel envolviéndome.
Quiero hacer una poesía que te acerque a mi
y dejarme llevar al escribir solo para ti.
Susana Násera
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