No hay escudo
ni bandera en mi orgullo;
soy de esta tierra,
y no sé negarlo.
Y quien no es,
niega que yo sea,
como en tantas otras cosas,
y me da un nombre, y un adjetivo,
y me desprecia.
Y llena mi respuesta
de himnos e insignias,
y me incorpora a una fila
a la que no pertenezco.
Es difícil que
quien cierra los ojos pueda ver
que mi orgullo sólo es
tierra.
Iñaki C. Nazabal
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