lunes, 14 de octubre de 2013
El cielo estaba oscuro y quieto...
El cielo estaba oscuro y quieto,
he abierto la carta de un viejo amigo
cuando empezaba a lloviznar.
El abeto, el seto, el viejo horno
acompañaban con su murmullo
el relato de una tarde alegre.
No sé si ha sido un momento,
un minuto o un rato largo,
pero las tensiones del día se han ido,
no sé a dónde.
Luego he subido un rato al terreno,
y un pajarillo ha salido entre la hiedra a saludar
“¿ya no llueve?” “bueno, alguna gota cae”.
Volvía a la casa y tras ella la tarde
lucía clara, a pesar de las últimas gotas.
He subido los tiestos al balcón,
que les dé el sol mañana, y allí,
frente a la casa,
el arco iris más grande que jamás haya visto.
Todo queda ahora tranquilo, sereno, apacible.
Iñaki C. Nazabal
(todos los poemas de su libro Primitiva)
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