He querido comprender entre algoritmos
que me llevan a una roja encrucijada,
como el toro en perseguir la colorada
terquedad que le condena hacia su abismo.
Y he querido comprender el mecanismo
que nos guía a una infructífera cruzada,
como el toro que persiste en la cornada
y sentencia su bravura al fatalismo.
No encontrando solución a mi pregunta
en el siglo en que los sueños se realizan,
seguiremos acudiendo a la llamada
de un torero que nos reta y que apunta
al orgullo de esta "fiera" asustadiza
que se obstina en fallecer en una espada.
Javier Neveo
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