Quédate conmigo sin una tierra,
sin un pedazo de techo
bajo el cobijo de las estrellas
en el misterio de una noche entera.
Quédate conmigo, un minuto o una eternidad
pero quédate, camina a mi lado despacio
dentro de esta rápida vida
mientras disfruto de tu nítida presencia.
Quédate acariciándome los oídos con metáforas
hasta elevarlas al cielo como suspiros,
incendiar los diamantes negros de tus ojos
gritando mi nombre en un explotar de latidos.
Quédate para servirte de mi poesía,
de mi rítmico vaivén, mecerte en el arte de mi centro
donde guardo mis hondos secretos
esos, que a nadie he de contar.
Quédate sin fecha ni horarios
acuerdos o contratos,
olvidando que afuera existen compromisos
sabedor que despertarás,
en mis jugosos labios.
Quédate conmigo hoy o mañana
pero quédate, decidido a amar.
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