Alguien dibuja su rostro con palabras
y con silencios borra sus contornos:
la diapasón, la diminuta, la que siempre
habita en otra parte, la etiqueta en blanco,
la ultramar, la que bosteza, la esternón
de rara avis, la rara flor decapitada,
la indecible, la que no puede pronunciarse
sin grave daño para el tímpano,
la silla muerta, la portezuela que se abre,
la caballito de río, la medusa sin su balsa,
la torre rayada por la herida, la vampira
emocional, la temor a despertar sin ella,
la irreal, la neutra, la improbable,
la perdida, la insincera, la vetetúasaber,
la síperono, la cucharilla de caviar,
la que habla en la noche, la viajera
de la palmatoria encendida en pleno día,
la muertaenvida, la fugaz, la inconsolable,
la todoespoco, la odiosa, la sinnombre,
la que amanece, la que llora, la que llueve,
la dulcísimo veneno para muertos,
la nomedigasmás, la yaquéimporta,
la sombrero de copa, la estrellita de franela,
la todas estas cosas y otras que no digo.
Alguien dibuja su cuerpo con mentiras
y con verdades rehace sus contornos:
la besabien, la nuncamás, la purasangre,
la diapasón, la diminuta, la que habita
en todas las mujeres y en ninguna.
En todos los poemas y en ninguno...
Alfonso Brezmes