Lo cierto es que no sé
bien de qué quejarme.
Luce el sol.
La vida -ese enfermo
grave- sobrevive,
de forma inexplicable,
al paso de los días.
La gente va
y viene por la calle
como si tal cosa.
Nada parece
fuera de su sitio.
Qué putada ser feliz,
si se quiere ser
también poeta...
Alfonso Brezmes
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