Dentro de su pecho encontré
un tren de juguete a escala real
y un tren de verdad a escala de juguete,
el secreto de la invisibilidad, mi retrato
tomado dentro de diez años,
dos plumas de un animal muy antiguo
que sólo empolla en las tardes de tormenta,
un camino directo al infierno
y otro indirecto al paraíso,
una cascada japonesa del tamaño
de una lágrima a punto de caer,
siete veces siete los jadeos de una virgen
vertidos en su noche de bodas,
un antídoto contra la mordedura de poetas
y un saco lleno de dientes de ajo,
la viudez de una alondra en el cielo,
trece centímetros cuadrados de sábana usada
y el olor de las borrascas que caen
a diez mil millas de aquí. Para atravesar la noche de sus ojos
tuve que gastar una cerilla: tenía
la terca consistencia de los huecos.
Nunca supe comprenderla.
Cuando pronuncié su nombre, desapareció.
Alfonso Brezmes
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