Graznan cuervos en desespero, con la palabra anclada en el pasado de amplios vuelos, donde sus alas eran únicas sombras sobre el abismo que separa cielo de infierno. Negro y púrpura aliados de mando y ordeno. No riegan campos donde la cosecha se ha ido escurriendo y exigen el grano que mantenga la despensa siempre a tiempo. Sus abultados buches temen quedarse en apenas hueso. ¡Que rompan las arcas de la mentira y el miedo!
Maribel Sánchez
sábado, 18 de junio de 2011
Graznar, graznar que se os acaba el tiempo
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