sábado, 20 de julio de 2013

EL HADA DE MI NIÑO





A Jorgito


CUANDO te sientas solo,

mi niño, ten presente

la mágica aureola

del hada de la nieve.



Su velo sobre pétalos

de rosa te protegen,

te acoge y de la sombra

como estrella de fuentes.



Cuando te sientas solo,

la ventana estremece

el cristal del invierno

con aliento sin dientes,



cuando la niebla o nube

sobre los muros vence

la soledad traidora

que desnuda su albergue,



su lecho de amapolas,

sus pétalos de leche

que tibios visten velo

entre nieve a la nieve.



Cuando te sientas solo,

la luz muestra el juguete

de querubes furtivos

que juegan con la suerte.



Mi niño en su palacio

de algodón transparente,

canicas y cristales

cuenta por capiteles,



y un cervatillo inquieto

sobre el lomo sostiene

las jambas y el dintel

de vidrio y cascabeles.



Bajo monte de pájaros

la imagen de la nieve.

Aleja. Lejos. Deja.

Deja que ella te bese,



y que ponga su magia

tu mejilla caliente,

que tenga de tus labios

el clavel, y en tus sienes,



mi niño, dos guirnaldas

con la luz de las fuentes,

con aroma de mirtos

y colores de peces.



Francisco Acuyo









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