sábado, 6 de julio de 2013

He aquí el laberinto.



He aquí el laberinto.

He aquí el liquen dibujando de oro y ceniza

los muros herméticos.

La rabia de los huesos calcinados,

los sueños en el fango del tiempo detenido,

los arañazos de los extraviados.

Las palabras de amor escritas en la piedra

son rastros de sal para mi sed.

Sólo dame un poco de dinamita.

Yo pondré el fuego.



Charo de la Varga

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