Como ropa tendida,
colgada con cuidado,
fija con pinzas de colores,
en el tendal esperan.
El viento suavemente los balancea
y otras veces los retuerce ,
hiere la lluvia su prestancia.
Tienen la voluntad firme
de dejarse llevar sin romperse.
Morir no es nada
para aquel que ya todo
lo ha entregado.
Cristina Liso
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