Desnuda de hojas, como el invierno,
arropada solo con tu mirada,
me entrego a la niebla
que pertenece a tu cuerpo.
Así te espero, compañero,
de noche frías y desnudas,
de deshielos entre tus brazos
y preñada de sueños.
Embriagada por tantas promesas
y tantas sábanas húmedas de ausencias,
esperando madrugadas de otoño
para cubrir mi desnudez
con tu piel en la mía.
Calienta mi cuerpo,
dame ese calor de tu boca,
abriga mi pecho con tu mano
y cubre mi ausencia con tu delicadeza.
Así el invierno, será más llevadero.
Compañero de sueños,
Compañero.
María José Pellejero Letosa
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