Amaneció la noche cuando apareciste.
La Luna se ocultó entre las nubes
arrinconando al Sol,
todo porque estabas tú.
Nadie puede quitarle el brillo a tus ojos.
Nada eclipsaría la sonrisa de sentirnos,
ningún momento es comparable a
aquel deslizamiento de tu mirada
por mi cuerpo.
Aquella palabra dentro del silencio
y la soledad.
“Loca”
Y todo porque tapé el Sol con mis labios
y escondí la Luna entre mis piernas.
“Loca”
Porque musité tu nombre
con la comisura de mi aliento
y rocé tu piel
con la entretela de mi deseo.
“Loca”
Porque arranqué al reloj
las manecillas
e hice el tiempo eterno.
“Loca”
Porque comí en tus dedos
el placer que intuía,
y bebí de tu sed
en la misma copa.
“Loca”
Y todo porque…
entre tú y yo
todo es cordura loca.
María José Pellejero Letosa
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