Abro la ventana y miro el espejo,
un rostro envejecido me mira.
Veo mis arrugas todas.
Como en la seca corteza de un árbol
de los vientos de mi vida, de sus lluvias
ellas hablan en perfecto silencio.
A mi espalda, en el paisaje del espejo
la primavera estalla.
Mis ojos asombrados
sólo miran su belleza…
Cristina Liso
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