Ya no quedan vestigios
de los últimos besos,
se apagaron las luces
que llevan a tu puerta,
no hay carteles que indiquen el nombre de tu calle,
ni lluvia que nos moje bajo los soportales.
Ya no subiré nunca aquella vieja cuesta,
ni marcaré tu número, ni escribiré tu nombre,
no perderé autobuses, ni calmaré tu llanto,
ni abrazaré tu sombra
en mil noches insomnes.
Pero , a veces, la brisa
me traerá tu recuerdo
y llevará mi voz hasta donde te halles,
y sentirás un roce de caricias antiguas,
y el sabor en los labios de mi boca olvidada.
Y entonces, sólo entonces, recordaremos todo:
los nombres,
los teléfonos,
la lluvia,
los abrazos...
Y entonces, sólo entonces,
podremos olvidarnos.
Marisa de la Peña
lunes, 17 de enero de 2011
Ya no quedan vestigios...
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2 comentarios:
siempre queda rastro, siempre alguna huella... nunca se olvida del todo lo vivido
besos
Reciclar el tiempo aquel...
El recuerdo es el único camino del olvido.
La idea es inquietantemente maravillosa y puede que acertada.
Besos, Marisa.
Laura
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