Deambular en un intento de no perder la calma,
tal vez mantener la pose con la que se busca huir.
Ya quedaron lejos los caminos donde la anaconda juega a su antojo,
bajo un cielo dislocado a la altura de las sienes encanecidas.
Un silencio.
Un prolongado silencio que pretende ser un fa sostenido.
Sostener.
Sostener es una palabra con demasiadas acepciones.
Con demasiadas heridas.
Las heridas no las produce la anaconda.
Pero las lames.
No en lo desesperado.
No para irse de si.
Si acaso lamer como terapia de conocimiento.
Como un regreso a si mismo.
Ángel Muñoz Rodríguez
1 comentario:
Nuevamente, gracias mil.
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