martes, 6 de diciembre de 2016

Hablarte a ti, cuerpo mío.



Hablarte a ti, cuerpo mío.
a estas alturas,
en este otoño de pecho insano.

Desdibujando orillas en un inquebrantable deseo
de parar el tiempo.

Hablarte a ti, que permites la caricia
y haces posible el abrazo y la palabra.

Trágico destino el tuyo, regocijo mío,
vientre, muslos y saliva.

Presencia erguida e íntimo descanso.

Dedos reverenciados, aliento y latido.

Hablarte a ti, sombra mía, amada sombra,
de la sensualidad perdida, de la exaltación idílica
cuando ya no quedan ni orgullo ni desdén posibles.

Ni bocas.

Ni intención.

Sólo una simple y gran indiferencia
que todo lo abarca y significa.



Amparo Paniagua



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