Somos simples hilos:
que se entrelazan,
que se deshilachan,
que se fusionan
y se tiñen anhelando esos hilos enmohecidos.
Diseccionamos nuestros vientres,
nos dividimos y, como hipócritas,
nos marginamos.
Pensamos más en nuestro bien que en el de los humanos.
Y, así, preferimos alejarnos y evaporarnos en una niebla blanca
como la sonata de aquel músico olvidado.
Gemma Carreras
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