En la región de las bayas
entre racimos fronterizos,
la raíz constelada de la niebla
naufraga
en el vientre del alba
y el olvido reclama la fuga de unos ojos,
en los peñascos trepidantes que divagan por la salpicadura de la intemperie.
Y en las regiones celestes
una ventana se llena de gritos al escurrir los confines en la orilla de la bruma.
En la esquina extraviada del espíritu con sus colinas tatuadas en el fondo de los espejismos.
Frank Pereira
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