Quizás
la ilusión de la lluvia
abandona el acantilado de una estrella
donde alguna vez habitó el misterio
y las fieras desnudas del trigal
rompen las vertientes del cielo
después de tanta pasión desgarrando el sueño del estio.
En el afán de un desierto que derrama su maleza de nieblas
detrás de una línea de sal.
Y recordando tus labios en flor
igual que un náufrago cambia su piel
y los ocasos guardan latitudes enredadas al fuego
cuando sobrevive la desnudez del olvido con sus cortinas de fulgor
y sus pasados onerosos desatan caminos nublados.
Frank Pereira
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