viernes, 15 de julio de 2011

EL MIEDO AZUL








A veces, cada vez más veces, un miedo azul recorre las curvas de mi maternidad,
perfora el olvido cóncavo al que me niego en el suspiro.
Siento mi vientre abultado como cuando fue, y percibo el salto del hijo
abrazado a mi cintura.
Fue mi vida,
y no lo supe hasta que llegaron los agujeros negros
amenazando con convertirla en un recuerdo.
Esos miedos azules predicen angustiosas señales del no retorno,
síntomas del nunca más, del ya se pasó el tiempo.
Demasiado atareada como para disfrutar del sueño.
Demasiado pequeña como para percibir lo inmenso.
Demasiado inconsciente como para distinguir tesoros en las rocas.
El tiempo me mira y yo le respondo con una sonrisa boba. No hay marcha atrás, me dice, y me escupe carcajadas verdes.
Me miro y me limpio, mientras él sigue pasando: tic-tac / tic-tac…
Un dolor intenso hace que lleve mi mano hacia el hueco de abandono de mi vientre.
Ya pasó
Él
El tiempo ya pasó.
Tendría que regresar para abrazarlo con más fuerza.
Pasó
Tic-tac / tic-tac /tic-tac
Una tortura lenta intenta taladrar mi nuca.
Sujeto mi cuello con las manos
y miro el cuarto azul al que mi fruto nunca volverá para quedarse.
Nunca volverá para ser flor, porque el tiempo ya se ha ido.
Y no repite.

Pero comienza otro tiempo para aprehender una maternidad nueva
que ya voy aprendiendo a ser.





Ángeles Fernangómez





2 comentarios:

Elena dijo...

La nostalgia de un hijo, en la distancia del tiempo, hecha poesía.
Ángeles cada día me gustas más
Besitos

Carlos dijo...

Maravillosamente bien expresando. Tierno, dulce, estupendo.

...
un beso