viernes, 30 de septiembre de 2011

HOY VI UNA LUZ…





Desde lejos, abriéndose la tierra
vi una luz que amaba en presente,
a ritmo azul, con todos sus aromas
dejando la lejanía como rumor de viento
y sonreía.

Ella, apacible en la casa habitada,
sin apenas recuerdos,
hizo del gastado huésped
una leyenda inventada de invierno
donde recorrer la pena de la tristeza
era un paseo cada vez más lejano.

Hoy vi una luz…
El más bello amor abriéndose en el horizonte.





Mónica López Bordón




jueves, 29 de septiembre de 2011

NUNCA HICE DIANA



Debajo de estas manos que guardan
la simiente del verbo me dejo llevar
por las gotas de lluvia incesantes
en su caminar de hoy.

Grises perlas consumiendo los cantos
de la boca con sus nudos y gargantas.

Un gato persa se pasea por la ventana,
clava sus ojos ceñidos en el tiempo,
le miro desde el otro lado del abismo
partida en mi pequeñez
y envuelta en las nubes del cielo.

Nada que decir.

Nunca hice diana
con mis propios fantasmas.







Mónica López Bordón






miércoles, 28 de septiembre de 2011

POEMA A MI MADRE




Madre, te siento en el límite del mundo,
caminar de Tierra y Mujer,
palabras plurales que me dejan desplegarme
en la fuerza de la hoja en blanco,
tan poderosa en nuestros silencios,
tan fértil en cada nudo por deshacer.

Nos hablamos en nuestra distancia,
mi inquietud y tu impaciencia
dibujan un paisaje, a veces abrupto,
pero siempre tan interesante
sabiéndonos parte del juego.

A veces, soy arista y tú, como Gea
el gran centro que domina el universo
desde la cumbre de la montaña
como los soldados templarios,
implacable.

Entonces, ambas queremos ser
el as de oros para fugarnos con
nuestro triunfo.

Y de nuevo la separación
con tanto amor por decir.
Sintiendo tu voz te busco, madre,
desde la sangre que palpita en mí.
Te busco en los versos.

Tendida en el umbral de tu nombre
caigo en vertical por tu piel
y le entrego al poema esta mujer.

Alondra, madre, de aire desnudo
para poder amar.







Mónica López Bordón




martes, 27 de septiembre de 2011

CASI LA SOLEDAD



“Aquí me tienes con los ojos desnudos
ignorando las piedras que lastiman
ignorando la misma suavidad de la muerte”





Vicente Aleixandre



Me enredo en tu mirada contenida
y nada altera nuestra encrucijada,
la sombra y la luz
bebiendo de los labios.

Las alas del pájaro no impiden el vuelo,
se retiran con suavidad,
en la tibieza de su piel escribo esta muerte,
vida fugaz llevándome del mar al cielo
sin detenerme. Sonrío.




Me arrebata la eternidad.

Casi la soledad
tocando tantos ojos desnudos….





Mónica López Bordón




lunes, 26 de septiembre de 2011

POEMA PARA SER BAILADO



Tienen tus ojos una canción
para bailarla en la madrugada.
La luna blanca te mira
como caballo que galopa
sin rumbo en la noche.

Desplomada y desnuda
dibuja la luna de costado
tus pies bailando sobre la arena,
tus manos suspirando por un amor
y tu cuerpo brotando como una rosa
para el mundo en cada nota.

Tienen tus ojos una canción
agarrada a la cintura,
estribillo de mar,
voces de pasión
sin soledad, ni descanso.

Galopa un caballo en la madrugada.








Mónica López Bordón






domingo, 25 de septiembre de 2011

Semana dedicada a Mónica López Bordón










Hay una negación a la escritura



Hay una negación a la escritura.
Parálisis de letra que me llaga
como un dolor antiguo.

Es sin buscarlo que busco el desencuentro
porque la percusión de la palabra
rescate viejos sones del olvido
o al escribir la tinta sea sangre
y el papel la descubra.

Y está la luz en sombra
en este descrecerme primaveras
por la blandura inerte de las manos.




Isabel Miguel



sábado, 24 de septiembre de 2011

Acércate a mi piel




Acércate a mi piel
explórala,
sumérgete en ella
hasta perderte
que yo te seguiré.
Beberé de tu aliento
y de tu aroma
y el génesis del mundo
vibrará en nuestros cuerpos.



Isabel Miguel

viernes, 23 de septiembre de 2011

El tiempo asienta la costumbre




El tiempo asienta la costumbre
y el amor se agazapa
tras la fronda del tedio.

Nos faltaron palabras.
Siempre faltan palabras.

La rutina que asola todo,
que embota mentes y atenaza lenguas,
consumió nuestras horas
en sangrante banquete.

Y no hallaste la flecha
que indica mi camino,
ni yo acerté la esquina
que me llevara al tuyo.




Isabel Miguel



jueves, 22 de septiembre de 2011

Como un rito me paro en la memoria






Como un rito me paro en la memoria
y me hundo y revuelvo en mis ausencias.
Y convoco a las manos de mi padre,
al amigo perdido en su sonrisa,
al poeta que se buscó en la mar
perdiendo en el naufragio la palabra,
al pincel de la luz
que vivió en un silencio de puntillas.

Los recuerdos son niños que alborotan
e intentan destacar entre los otros.
Como a niños, los mimo y los arrullo.
Con ternura, retiro la pátina del tiempo
y descubro contornos imprecisos.
Recoso los vacíos de los casi inservibles,
sin dejar de añadir algún adorno.

Y no importan los cambios
si alejan la ceniza del olvido.

Dónde la realidad y dónde el sueño.





Isabel Miguel




miércoles, 21 de septiembre de 2011

SORIA DENTRO



A Mariuge San Juan, soriana y amiga





Guardo días de parque y de paseo,
de caballito blanco en La Bollera,
de esplendor de manteles, por el Soto,
con color de meriendas compartidas
y un columpio de cuerdas y toallas.

Guardo el aliento de manos infantiles,
de canciones que alivian el camino
con descanso y refresco en una fuente;
el brotar de la vida en los sanjuanes,
el oro en las pisadas del otoño
por la ermita del santo y junto al Duero




y el olor de la lluvia en el Castillo.

Las horas y los rostros de cuantos nos vivieron.

Aún guardo mucho más en el refugio
deshelado en el tiempo del olvido.
Y no añoro el lugar
porque lo llevo.







Isabel Miguel





martes, 20 de septiembre de 2011

No soy Ángel González




No soy Ángel González
y no me gusta el güisqui.
Yo nací en otra tierra
menos verde y más amarga.
De puro diferente soy mujer
y no ángel,
aunque también me muerda
las uñas o las alas.
No he vivido una guerra,
no he trabajado lejos de mi patria.
Poco en común tenemos,
tan sólo el placer de fumar
y esta adicción perversa a la escritura.
Pero soy Ángel,
soy Ángel en sus versos.
Soy quien escribe,
quien late vida en letras
en convulsión de tripas y de alma.

Si veis a Ángel González comentadle
que siguen retoñando sus palabras.





Isabel Miguel




lunes, 19 de septiembre de 2011

UNDERWOOD WORDS




A Miguel Hernández




En olvido arrumbada,
como el trasto
cuyas teclas huyeron en el tiempo,
aún arrincono en mi metal profundo
el gozoso bullir entre tus manos,
los silencios de perdida mirada,
la latente cadencia de tu rayo incesante.

Si pudiera sentir,
añoraría
aquel despacho libre de paredes
con aromas de viento y aleteo,
y el peritar febril en los poemas
cuando el sentir desborda por palabras.

El óxido corroe mis entrañas
y el tiempo apura el oro de sus huesos
para fundir las letras de tu nombre.





Isabel Miguel




domingo, 18 de septiembre de 2011

Semana dedicada a Isabel Miguel















VARSOVIA




Estoy tomando una cerveza
frente a lo que fue tu casa.
Ahora tu casa es un símbolo
y los símbolos no son habitables.
Para ti debió de ser
lo que nunca tendrían
que dejar de ser las casas:
entrechocar de platos
risas que estallan
sábanas estiradas para proyectar
la película velada del sol:
una película que habla de felicidad
o cuanto menos
de la seguridad de un refugio.
Refugio del trasiego y los ruidos de la calle
nunca del horror.
A través de los visillos
el horror no se presupone.

Me cuentan historias. Soldados
lanzando niños a través de las ventanas.
Soldados cortando barbas y patillas
a navaja, en la calle: carnavales de humillación.
Me cuentan historias, pero tu casa
no parece propiedad del infierno.
Está vieja, sí, y hay algún agujero de bala
bajo un alféizar, como marcas de los dedos de dios
al hundirse en barro sólido. Señalando
a los elegidos o a los condenados.
A pesar de todo, como todas las casas,
sigue teniendo algo
de tierno y de inexpugnable.

Estoy bebiendo una cerveza.
No a mi salud, ni a la tuya.
¿Qué podría decir de ti?
De ti no tengo recuerdos
y siento pudor de imaginarte.
Tengo memoria de la humanidad.
Aún la tengo. Y tengo también una casa.
La recuerdo ahora: los platos
las sábanas, las cortinas:
tesoros que me delatan como ilusa propietaria.
Una puerta blindada: el foso
que ningún ejército ha puesto a prueba.
Pero más allá o más acá de las casas
hay un lugar. Un lugar que
aunque queramos compartir
aunque quieran invadir
no es un territorio ni una ruina.
Es el lugar al que escapaste
un segundo antes de que la puerta
fuera derribada. O un segundo después.
Cuando comprendiste que las casas
pueden parecernos un universo
pero ni siquiera son un país.
Y un grito en otro idioma abre
de par en par las ventanas
que lo expulsan a la calle como un vómito.
Las casas digieren mal
la violencia de los extraños.

Tiene que haber un lugar.
El lugar que no me revela tu foto.
El lugar que otros no destruyen
con palabras o con bombas.
Rata allí no significa nada.
El dolor puede nublarlo
pero no lo tapia.
Es el gueto que levantamos
dentro de nosotros.
La tumba que elegimos ocupar.
No la que nos señalan.

El búnker dentro de ti.


(inédito en papel)






Ana Pérez Cañamares



sábado, 17 de septiembre de 2011

EL CONTRATO



A todo me he entregado
como si fuera a durar.
Con cada persona
cada casa
cada ciudad
firmé un contrato
escrito sobre la piel.

Para decir adiós
he tenido que arrancarme
las cláusulas
a tiras.
Así ha sido
una y otra vez.
Con cada persona
cada casa
cada ciudad.

La letra pequeña
se esconde ya
entre cicatrices.






Ana Pérez Cañamares



viernes, 16 de septiembre de 2011

HIJO MÍO




Que soy libre, me dicen.
Pero si quisiera tener otro hijo
tendría que llevarlo al Banco de la esquina
porque suya es mi casa.
Mi niño llamaría padre al director
y madre a la cajera
aprendería a andar con una silla de oficinista
dormiría en un cajón del archivador
y yo sólo sería un pariente lejano
que le sonreiría desde mi puesto en la cola.
Me pasaría de vez en cuando con la excusa de ampliar la hipoteca
sólo para ver qué tal me lo crían
cómo le afecta el aire acondicionado
si sabe poner un fax
y si el director le regala un juego de sartenes
por su cumpleaños.





Ana Pérez Cañamares




jueves, 15 de septiembre de 2011

GENERACIONES



Antes de morir, mi madre dijo mamá, ven
mientras me miraba sin verme;
yo dije mamá, quédate
abrazando su cuerpo diminuto
envuelto en pañales y olor a talco;
mi hija dijo mamá, no llores
y me acarició la cabeza consolándome.

Cuando mama murió, durante unos segundos
no tuvimos muy claros los lazos que nos unían
no supimos quién se había ido
y quién se había quedado
ni en qué momento de nuestras vidas
estábamos viviendo
o muriendo.







Ana Pérez Cañamares






miércoles, 14 de septiembre de 2011

SEGURIDAD SOCIAL



Frente a las charlas siniestras
de las salas de espera siempre
levanto un libro como una muralla.

Pero hoy de repente el olor del acero
la intuición de lo frío y punzante.
La certeza de lo inútil en perseguir
la enfermedad, que conoce todos
los recovecos donde esconderse.

La anciana a mi lado ha roto a llorar.
“No llore, mujer”, le digo,”¿qué le pasa?”
“Nada”, contesta ella, encogiéndose.

Y se queda sin saber cuánto le agradezco
que calle y no me cuente nada.
Porque no llevo kleenex en el bolso
y estoy tan cansada que la enfermedad
me parece una tregua deseable.

Así morimos, así nos matan.









Ana Pérez Cañamares






martes, 13 de septiembre de 2011

ESTACIONES





Para la gente de Esfera de letras




Leo los poemas de Amijai en el tren
levanto la cabeza y ahí está:
la primavera estallando en los descampados
una gran bomba de la que el tren huye

porque los poemas que los árboles dictan
están escritos en un idioma exótico
que no entendemos los que vamos
a recluirnos en nuestras casas

la palabra estación ya sólo nos habla
de lugares en los que apearse
y el único sol que me calienta ahora
es el que apresaron las uvas
antes de hacerse vino.





Ana Pérez Cañamares




lunes, 12 de septiembre de 2011

PERDONADME QUE AHORA JUEGUE






Perdonadme, guerras lejanas, por traer flores a casa.




Wislawa Szymborska



Cuando veo fútbol, tenis
carreras de fórmula 1
no olvido que en otras cadenas
siguen los telediarios.
Mientras gritamos gol
otro coche bomba explota
en un mercado; antes
de que acabe el set
habrá diez palestinos menos;
se apaga el semáforo
y una vida más en Guantánamo.

Mis padres llamaban
partes a los telediarios.
Ellos sabían que la guerra
no había terminado:
mientras en el salón la tele
vomitaba metralla,
la radio en la cocina
escupía recuentos de muertos.

Perdonadme que ahora juegue:
el dolor fue una institutriz severa.





Ana Pérez Cañamares




domingo, 11 de septiembre de 2011

Semana dedicada a Ana Pérez Cañamares










CUANDO LA TIRANÍA DE LA PALABRA DECIDA HACER CONTRABANDO




Te abandonaré bajo la tiranía de la palabra,
cuando ésta decida hacer contrabando y te descubra
haciendo estriptease en el tugurio de una vocal un tanto ronca.
Allí donde la frase sufre de autismo,
y el silencio en un “sin techo” que trafica en las esquinas.

No me pidas que matricule a todo el abecedario
en el conservatorio.
Se acabaron los renglones en la libreta de baile para barítonos,
y en las clases de teoría musical, una corchea “demodé”,
regala un lote de cuerdas vocales con defecto de fábrica,
como aspirantes a ser el nuevo idioma de las manos.

Que sea el gesto quien de la orden de búsqueda y captura
de la nueva circunferencia de mi boca,
y los labios, los expertos sombrereros
que curven el ángulo preciso con acento francés,
según dicen, el mejor con el que adornar a los amantes.

Nómbrame para que sea peligrosamente real,
antes de que mi respiración le hable de amor
al entregado motor de un Jet privado mono-plaza,
en el que conectar el piloto automático me sea tan fácil
como olvidar cada uno de los besos deficitarios
que se apoyan en el bastón de tu esqueleto.

Inventa una hora que vivir,
antes que mi indiferencia
baile una danza oriental con la desgana
o comience a nevar sobre los sostenes del destierro.





Marian Raméntol Serratosa




sábado, 10 de septiembre de 2011

UN BLUES NO ES SUFICIENTE RAZÓN PARA MORIR.



El Mar de los crepúsculos
se abre en tu mirada para regalarte
esos caramelos que de niña no pudiste abrir.


Roberto Cantele.




Un Blues no es suficiente razón para morir.

Ya pueden tomarle las huellas dactilares en cualquier comisaría
que nuestra sombra cadavéricamente sensual
siempre se declarará culpable
de traficar con acentos en blanco y negro,
y un nombre sin arrugas.

El noticiero de lo irreal dará cuenta entre titulares
de lo sexy que pasa la muerte cuando nos roza la cara.

Pero hoy no es un buen día para la lectura.
Está sonando una luz triste entre los muertos
y ahí mismo, en el café de los desheredados,
hay un piano muy joven que nos mira.









Marian Raméntol Serratosa





viernes, 9 de septiembre de 2011

EL PASILLO DE MI CASA




El pasillo de mi casa guarda un horizonte encendido
tras la soledad de los cuadros de colores,
sospechosos, perdidos en el rencor de la mirada
de un futuro al que nadie le ha pedido la documentación,
que no será nombrado,
ni grabado en las puntas desgastadas del mantel,
donde mi abuela solía amasar lo poco que quedaba de su cielo.

Todo está lejos de mis ojos, crucifijos en el agua,
jeringuillas vaticinando los próximos naufragios
de soldaditos de plomo,
que se devoran con el óxido en los párpados,
y el aire sustituyendo los recuerdos,
las canciones, el sol inevitable que apesta a luz recién nacida,
los santos de escayola, enfermos de sí mismos,
y todas,
absolutamente todas las tardes de domingo.

El pasillo de mi casa me guarda, sola y desnuda
hasta el último día de mi muerte.






Marian Raméntol Serratosa



jueves, 8 de septiembre de 2011

POR QUÉ ES NECESARIO EVITAR AL NÁUFRAGO



Con la piel arrodillada,
la respiración respeta el toque de queda
en esa zona de carga y descarga para besos decapitados,
una muleta urgente
arrepentida
hermana de la culpa que desborda puertas y ventanas,
sujeta a una mujer desnuda
que alarga los pasillos del deseo
y desparece entre azulejos repetidos.

Como en una cuerda floja
que cuelga a millones de kilómetros del suelo,
las calles reciclan los colmillos
a la espera de la humedad del desconcierto,
sus arterias viven de olvidos, mortajas
y la huida permanente de violines.

Las alcantarillas reprochan el pudor a las aceras,
secas, viejas, hondas,
no entienden por qué es necesario evitar al náufrago,
los vientres mojados de miserias
y el ahogo de todos los juguetes y lagartos
que siempre van de paso.

En este silencio que no es mío
hay lunes demasiado adultos
como para negar el dolor en los ojos ya ciegos.







Marian Raméntol Serratosa




miércoles, 7 de septiembre de 2011

LOS OJOS SE ME ESCAPAN PARA ADENTRO


Llevo un doble universo a las espaldas,
un ángel sin usar
con las alas todavía envueltas
en un paisaje de cigarrillos y conservas
de teclas a la pimienta.

Me tocó en una feria
un vientre afilado
donde sólo cabe un corazón,
y un juego de cuchillos
en la mirada de una luna en mal estado.

Los ojos se me escapan para adentro,
ciegos, ciegos,
entre algodones de inquina y disolvente
mientras voy mascando chicles de abandono,
y me conformo
con la vergüenza de aves anoréxicas
sobrevolando el asfalto del cielo
y mi melena de tiras de papel.







Marian Raméntol Serratosa




martes, 6 de septiembre de 2011

ACOSTADA SOBRE EL RELÁMPAGO RECIÉN ABIERTO




El dolor nunca camina solo.

Su sombra pesa como el instinto
último del sol y sus ojos
hieren cual iris de un horizonte
aún no registrado en las pupilas.

El dolor se pronuncia en los amaneceres
cuando el rojo engrana las articulaciones
de las nubes
e inyecta elipses impronunciables
por las grietas del silencio.

El dolor respira más allá de la mirada,
desde dentro prende fuego
a todo cuanto me mide, a la altura
de mi beso, al borrador del cuerpo, al barranco
por donde los labios vadean
locuras precipitadas y mis manos
autografían pedazos de piel, a todo
cuanto me anochece y me desbroza.

Y así quedo dolorida, acostada
sobre el relámpago recién abierto
con gotitas de celofán entre los brazos.






Marian Raméntol Serratosa




lunes, 5 de septiembre de 2011

CON TODOS LOS NOMBRES DENTRO DE UN BESO



…nunca podré ser
sino tan sólo un hombre sucesivo que se escribe con sombras.




Luís Rosales.



Para poder decir el silencio
hay que volver a morir, con la voz quieta.

En los pasillos donde el mundo pide limosna
una mano cambia de sitio la miseria,
el polvo de los corazones
y el agujero de los vientres,
ese vacío flácido que nadie mira
y que duele a madera, a hollín de labios borrados,
a niños que llueven desde el borde del útero,
a cabezas sentadas sobre el esqueleto del cielo.

En una habitación sonámbula,
con todos los nombres dentro de un beso, se acuestan
los ojos de musgo, descansan para siempre las retiradas,
los pelotones de colores disciplinados,
las trincheras húmedas de emociones que sangran
mientras esperan a que nos reunamos, nosotros,
los oscuramente locos, los viudos de verdades y paredes,
los desheredados.





Marian Raméntol Serratosa




domingo, 4 de septiembre de 2011