Nos amamos con prisas entre cuatro paredes.
Aún recuerdo el ocaso del cigarro encendido,
de la copa vacía, del silencio presente,
sin embargo amor mío: nos quisimos.
Cuando tú me contabas travesuras de niña
en la cama sentada, yo veía en tus manos
las arrugas del tiempo como leves caricias,
a pesar de los años: nos amamos.
Entre cuatro paredes detuvimos el tiempo,
la ventana asombrada percibía el prodigio:
el invierno por fuera, primavera por dentro
y en la cama, en silencio: nos sentimos.
Cuando tú me decías que querías salir
por la orilla de la mar, un cigarro encendía
y en las cuatro paredes te mimaba yo a ti
y entre olas de amor: vimos la orilla.
Hoy paseo lugares de radiante fulgor,
pero aquellas paredes con sus almas desnudas
y el visillo pendiente de la entrada del sol,
aunque muertas al tiempo: nos alumbra.
José García Pérez
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