Tú que tienes semillas donde escondes prudente
aquello que pensamos. Tú que tienes callada
en tu manto de noche las olas del amor
descubre al mundo tu palabra.
La palabra se muere sin la gruta del eco
y marchita a la sombra. Tú que tienes el agua
del embalse celeste de los sueños de estrellas
abre la puerta de sus almas.
No guardes cautelosa la tormenta de soles
en el alma que tienes, tú que mueves al alba
la seda de los hilos que mecen los cimientos
donde las pasiones descansan.
José García Pérez
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