Dejadles.
Ya vienen. Ya crecen dentro de mí.
Ha llegado la hora de
pagar mis deudas:
todo amor dado,
todo amor recibido.
No os preocupéis.
Abridles.
Abridles ya las puertas.
Dejadles
que devoren mi templo,
que arrasen con este pecho de limo,
con este vientre de fango.
Dejadles
a los seres vermiformes
que sean la plaga que anegue mi cuerpo.
Dadle al insecto
Lo que es del insecto.
Dejadles,
ya es tarde,
Sabía desde el principio
el precio de nuestro pacto.
No os preocupéis.
Ya vienen. Ya crecen dentro de mí.
Ahora mi cabeza es:
liquen y musgo;
Mi corazón,
el corazón de hombres y mujeres
que quisieron gobernar
todo aquello indomable,
es un nido de gusanos.
Adrián Flor
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