Tengo veinticinco años
y carezco de sentido.
Sin embargo, comprender esto
permite dotar a la vida de narrativa,
a la vida de forma y fondo;
rodearnos de metáforas y símbolos:
Como que las estrellas
brillan sobre nosotros,
sobre tu cabeza y la mía,
como que no son una imagen,
como que no son un recuerdo
de lo que alguna vez fueron,
hace millones de años;
como que susurrarnos al oído
esta nana reconfortante
nos permite soñar despiertos
hasta cerrar los ojos.
Tengo veinticinco años
y he comprendido que todo significado
tiene algo de ingenuo,
algo de ficción.
Adrián Flor
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