La noche se presenta concreta y cuadrangular,
sellando con su oscuro gel el vacío de mi ventana.
Las constelaciones me aguardan quietas,
como quietas se extienden sobre el bosque,
y en su infinitud desecho la esperanza de lo breve
permaneciendo aquí, ajeno pero confiado.
He nacido en oscuros desvanes muchas veces;
estudiado la forma triangular del tiempo.
Igual que el árbol tiene germen en la raíz
yo busco por el suelo mis diminutas semillas,
el sobrante cristal de mi imagen.
Resido en el exilio de mi propio cuerpo,
allá donde se pierden los municipios azules.
Periférico de mí,
me sorprendo a veces contemplando la lluvia
tal y como la contemplan los otros.
Distantes pero en misma soledad.
Hoy quiero encerrar intacto el presente,
contener el viento y comprimirlo entre las manos.
Quiero que sea todo superficie, hasta el espacio:
composición sin abismo, realidad sin huecos.
Javier Fajarnés Durán
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