Los sauces en el Ebro son testigos
de la vida que fluye en la ribera,
de la gente que tiende su cambiante
blancura con el sol en piel morena.
Los suaves sauces verdes y flexibles
que se doblan humildes a la tierra,
para aspirar, meciéndose las ramas,
el reciente frescor cuando se riega.
Los sauces aconsejan, en silencio,
la sutil, delicada complacencia
de paisaje total, en el conjunto
de los árboles altos y la hierba.
Los sauces apacibles y jugando
con el viento que mueve sus cabezas,
en alborozo grácil de las hojas,
en la total, pujante cabellera.
Los sauces, en el río de la tarde
que se desliza perezosa, lenta,
bajo tórrido sol sobre la alfombra
de solaz en la calma veraniega.
Emilio Serrano
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