«A la muerte, una puerta abierta.»
JUAN CARLOS MESTRE
A Felixa Pineda López, luego Gertrudis, según resolución
del juzgado de Estella, dejo la rama verde de las estrellas
de julio, el último disparo del cañón del sur, y un viaje en
ferrocarril para llegarle tarde, como siempre, al entierro.
A la puerta del cuartel entrado en años, los soldados son
de plomo terminado y donde las tabernas queda el dinero
del hambre, ya no queda playa, ni las calles en línea, ni
las plazas junto al puerto, porque han edificado soluciones.
Al revés de la memoria le han puesto el agujero de los
expolios, ya no tengo el uniforme del miedo y de la rabia,
y aunque he engordado no le reconozco el pasado: es de
otro — y el mismo.
Pablo Müller
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