El silencio se descompone
en la soledad de tu castillo
maldiciendo lo que falta
todo en lo que no crees
para cortar las venas
de la autoestima
y desangrarte en lágrimas
que ahogan los sentimientos
de miradas inquisidoras
que desnudan tu sensibilidad
con el milagro de tu prestigio
experta en colores y eufemismos
te entregas frente al espejo
con las fotografías
de tus pensamientos
invisibles a los ojos
para resguardarte
en un plano paralelo
de blancos y negros
para rescatarte
en la fugacidad del deseo
con sabor a chocolate
y salvarte
de la desolación de tu reflejo
no sabes que los sueños
se escriben con cenizas
de las raíces
y las emociones de los cuentos
que no has escrito
con los sabores nuevos
madurados a fuego lento
todo es posible
el tiempo
siembra a favor
de la identidad
de quienes observan las estrellas
para sacudirse el tedio
con una sonrisa
para sellar
con las manos y los labios
el pacto con la vida y la utopía.
Ibon Zubiela
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