jueves, 13 de julio de 2017

RECUERDA, PRINCIPITO




Lo esencial es invisible para los ojos -repitió el principito para acordarse-.

ANTOINE DE SAINT-EXUPÉRY


Pasó sin suceder o pasará mañana.

Hay cosas que no ocurren pero luego

hacen daño. Lo cuento por si acaso.

Por si a veces o siempre. Lo cuento por si asumes

como cierto el periódico. En fin, mejor digamos:

No debió suceder en un futuro.



Ni por supuesto en México.

Gilberto se acordó del viejecito.

Qué iluso, enfermo, viudo. Qué chingado su viejo.

Tan bueno como pobre. Recordaba

sus últimas palabras. Su mirada en las nubes.



- Gilberto, ven conmigo. Mira. Nunca olvides

que encima de esa nada se ocultan las estrellas.

Ojalá puedas verlas algún día.

- Tengo hambre, padre. Déjese de cuentos.

Es tarde y hace frío.

- Escúchame, Gilberto.

Sé que eres duro y sabrás defenderte

pero nos quieren ciegos, como al cielo.

Todo es humo. No olvides las estrellas. Recuerda

que hay un más allá que no ven tus ojos.

El progreso ha ensuciado la mirada del mundo.

- Padre, entremos. Tengo hambre y hace frío.



No dijo más. Sus párpados se negaron.

Dos años después, hoy,

Gilberto tiene siete y sonríe orgulloso.

Qué agorero. Qué loco. Qué chingado su viejo.

Tan bueno como pobre.

Esto piensa Gilberto mientras mira

y amplía las estrellas en la pantalla táctil

de su smartphone robado.




Ritxi Poo




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