domingo, 23 de diciembre de 2012
De esto te dije
Te hablé de mares, y costas, y me abriste los aires
de una orilla nueva, indómita por conquistar
sin pagar peaje.
Porque es triste palpar la costa del sopor
si no es tu espalda la que puedo arañar;
porque es inútil el ascenso, si no es a dos bandas;
porque quiero acompañar tu pérdida en el goce,
y practicar contigo esos juegos de la noche
que libertan crisálidas, y me dejan empalada
como cruz sostenida en el vértigo, en la hélice, en la nada...
de una orilla nueva, indómita por conquistar
sin pagar peaje.
Porque es triste palpar la costa del sopor
si no es tu espalda la que puedo arañar;
porque es inútil el ascenso, si no es a dos bandas;
porque quiero acompañar tu pérdida en el goce,
y practicar contigo esos juegos de la noche
que libertan crisálidas, y me dejan empalada
como cruz sostenida en el vértigo, en la hélice, en la nada...
Almudena de la Fuente
sábado, 22 de diciembre de 2012
Un instante
Es un instante.
Los párpados se sostienen por columnas
cuando en el alma hay una procesión de vidas,
las ajenas y las propias.
Pesan campanas,
pesan.
Instante en que veo los días
que intento ser vosotros,
imaginando que sabéis lo que hay dentro,
imaginando que sabéis...
Vemos lo mismo.
Lo perseguido es saber
si llegáis a sentir igual;
si un mismo segundo
morimos al unísono.
Como nadie es nadie,
empezar o desaparecer
es una opción más que un deber.
Entonces comprobaremos
si lo que hemos entregado
ha sido suficiente.
Almudena de la Fuente
viernes, 21 de diciembre de 2012
Verso de tallo largo
Algunas
veces, el universo se deshace,
con un simple roce de los dedos,
que tocan con suavidad el pasamanos
del mágico desenfreno.
El cielo se dibuja en unos ojos ,
en un jazmín florecido a contratiempo,
en un verso de tallo largo ,
y un corto sorbo a tiempo;
en una copa vacía donde sirves tu esencia,
cual delicioso veneno.
Desbordado silencio que anega las estancias
impregnadas de líquidas fragancias
y el canto humilde de los besos.
con un simple roce de los dedos,
que tocan con suavidad el pasamanos
del mágico desenfreno.
El cielo se dibuja en unos ojos ,
en un jazmín florecido a contratiempo,
en un verso de tallo largo ,
y un corto sorbo a tiempo;
en una copa vacía donde sirves tu esencia,
cual delicioso veneno.
Desbordado silencio que anega las estancias
impregnadas de líquidas fragancias
y el canto humilde de los besos.
Almudena de la Fuente
jueves, 20 de diciembre de 2012
Junio
Me provoca una exquisita lujuria
saberte libre para estar con cualquiera;
pensar que un momento exacto, puedes estar
haciendo todo de todo, -y no conmigo-.
... En ese momento quisiera sondearte el alma,
tener un imán en tus botones,
y bajar la cremallera de tus pantalones.
Pero, como todo es como es,
esto, lo hará otra, y yo
te seguiré mirando por la rejilla.
Más que nada por saber si estás...
Almudena de la Fuente
miércoles, 19 de diciembre de 2012
Brindis por la muerte.
Atada me llevas,
y tu yunta me desliza
a una embriaguez certera.
... Tus dedos suspendidos en mi cordura
convierten un momento en eternidad,
y una eternidad en locura.
Quisiera resistirme,
aun así, me doy por vencida;
sé
que es la muerte,
y la muerte vida.
Rezo con el misticismo del culpable.
Almudena de la Fuente
martes, 18 de diciembre de 2012
Lo más amado
Puedo mirarte de lejos y desesperar
por no poderte abrazar. Llegaré
a sentirme estúpida al no acotar
tu sonrisa con mis labios.
Tu camisa protestará de no ser abierta por mis dedos
y tu corazón renegará de no sentirse cobijado.
Pero tarde o temprano, habrá un aroma
que llenará los huecos que, por inercia,
se han ido formando.
Al fin y al cabo,
todo vacío está lleno de algo,
se pretende que sea de lo más amado.
Almudena de la Fuente
lunes, 17 de diciembre de 2012
Herida
No cuaja la vida en tus manos,
ni en el molde de tus caricias,
ni en el golpe de tus manos al acariciarme,
ni en el recorrido de tu sexo al erguirse,
sino en el choque bravo de los sexos
cuando se enlazan hermanos,
al herirse
Almudena de la Fuente
domingo, 16 de diciembre de 2012
EL NO CUESTIONAMIENTO
Como no tiene respuestas
sube a jugar al cerebro.
Lleva en su falda las cosas
que cambiará por el cuerpo.
Bajo el naranja estrellado
tira sus piernas al vuelo
y sin a dios dar la espalda
busca su fe por el suelo.
....
Dime que no eres posible
y no te pido consejo.
¡Ven, que me cuentan que vienes
y para ti me conservo!
¡Ve, he perdido mi escuela
en la portada de un cuento!
Como no obtiene respuesta hace una cruz con su
pelo.
Dice mi madre que tiene
tu compasión un viñedo
con una uva muy alta
en lo más alto de viento.
¿Es para atar de puntillas
todas las lunas a un verso
que sólo cruza la noche
las madrugadas de enero?
Dile a mi padre que sangro
como tu costado izquierdo.
¡Ven, que te traigo una casa
donde cabría mi pueblo!
¡Ve, que mi madre me cuenta
del uno al diez y me acuerdo!
Como no obtiene respuesta cumple diez años sin
huesos.
Dice mi padre que duermes
como se duermen los verbos:
con un ojito muy grande
abanicando al pequeño.
¿Saben buscarme las manos
cuando en el alba las pierdo?
¿Saben leerle las líneas
que se le caen por el cielo?
Dile a mi madre que miro
como tu hemisferio izquierdo.
¡Ven, que te traigo lo poco
de la vejez que no tengo!
¡Ve, que mi padre se peina
para comer con los dedos!
Como no obtiene respuesta muestra desnuda un
complejo.
Dice mi hermano que silvas
hasta olvidar el infierno,
de tumba en tumba tus dientes
amoratando su aliento.
¿Puede la voz masticar
con tus encías el eco,
el mal caído y sin hijos
tan hacia siempre y perplejo?
Dile a mi hermana que callo
porque aprendí del silencio.
¡Ven que te traigo un columpio
para cumplir tu deseo!
¡Ve, que mi hermano se vuela
siempre a principios de invierno!
Como no obtiene respuesta muerde las uñas a un
sueño.
Dice mi hermana que cantas
cuando recibes a un muerto,
de monte a monte la lengua
hasta que da con el techo.
¿Guardas sus últimas lágrimas
y asfixias contra tu pecho
hasta que pierden la voz
entre las mamas del tiempo?
Dile a mi hermano que visto
como tú vas a un entierro.
¡Ven, que te traigo la arena
donde ha llorado mi abuelo!
¡Ve, que mi hermana se casa
con la raíz de un cerezo!
Como no obtiene respuesta pinta de verde un
soneto.
Dice mi abuela que vienes
como las madres en duelo,
como te aprendes los labios
que llevarás de paseo.
¿Afilas todas las venas
hasta que te haces su dueño
o les corriges el alma
sobre la tez de un cordero?
Dile a mi abuelo que floto
como tú subes a un beso.
¡Ven, que te traigo mi vida
sin comprender a qué vengo!
¡Ve, que mi abuela se escurre
por el sudor de un insecto!
Como no obtiene respuesta cede a una estrella su
asiento.
Dice mi abuelo que el hombre
no ha de rezarte en exceso
sino leer los domingos
lo que sucede en febrero.
¿No es conveniente que existas?
Yo ya no sé lo que creo.
Es demasiada pregunta
para mi poco misterio.
Dile a mi abuela que dudo
porque nací para eso.
¡Ya no preciso que vengas!
¡Ya solita me incinero!
¡Ya no preciso que vayas
a despedirme de ellos!
Como no obtiene respuesta cuelga de dios un
perchero.
Aarón García Peña
sábado, 15 de diciembre de 2012
EN EL NOMBRE DEL CIELO
Se precisa vivir.
Se precisa vivir.
Es preciso vivir para estar vivo.
La realidad se viene desangrando
y con las huellas sucias de haber perdido la
paciencia.
Es hora ya de hacerte ver que no eres nada,
el tiempo ya de que no existas, dios, ni en las caries de
los niños;
reconocer que no eres alto cuando olvido en la noche los
verbos de tres sílabas;
saber que no gravitas, no almacenas el peso de las
flores
ni el parturiento corazón con que educamos la
cultura;
saber que no conspiras,
no levantas la sangre hacia el cerebro,
nada existe hacia ti porque tú nada existes en tu
mundo,
no incluyes mundo,
no albergas a las heces ni a los barcos,
y nada es tan pequeño para que el mar no se dé
cuenta.
Nunca hubo mar.
Nunca hubo mar.
Supimos de la luz cuando te ahogamos.
...
Si tú eres dios la luz es nuestra.
la luz que se incorpora a ver cómo amanece sin su
ayuda.
...
Me duele que te claven haciéndote creer que eres
posible.
Tuvimos que perder porque soñamos.
Tuvimos que mojar los hospitales,
empapelar con ángeles la luna
y hacerte un dormitorio en todas las
cabezas.
Y allí,
al modo en que es el pulso la sola distracción de los
homínidos,
al modo en que creer es demostrar nuestra
ignorancia,
nuestra escasez inmensa,
evolutiva,
la de todo homo ludens equivocado desde el
génesis―,
paré mi corazón por vez primera.
...
Oímos que nacías por los poros cerrados del suicidio del
hombre,
llevándote contigo los miedos de las plantas hacia
arriba,
llevándote a ti mismo con la vida temblando como un
muerto a tu izquierda,
Llevándote, no más, la parte inteligente de las
cosas.
La vida es una enorme vaca que levantamos cuando
llueve.
¿Cuánta vida hay en ti que sea comestible?
¿Cuánta vida, dime.
¿Por qué he de descalzar los pies en el
espacio?
...
Me debo haberte conocido.
Me debo arrepentirme de acunar al aire la caída de tus
normas,
subir al cielo hasta que nada importe,
hasta que la verdad apenas fuese un mero pálpito apartado
a la mentira.
Te debo equivocarme como todos los muertos de la
historia.
...
Nunca he creído en libertad alguna que calzara tu
asfixia,
tu destrucción anémica surgida al pie de monstruos y
manzanas.
Nunca la libertad es suficiente.
El fin de toda célula es enseñar, de modo responsable,
sus pies manchados por el alba.
El mar no se merece un pez con los riñones
tristes,
no se merece ser violado desde el aire para manipular
nuestra conducta.
No te bastaba
con descorchar la destrucción y negar la tutela del
oxígeno,
inseminar tu fraude con la sola presencia de la
muerte;
tenías que lograr que lo supiéramos.
...
He aplaudido la tierra, diseccionado el aire y los
pañuelos
donde van a llorar de luto en luto las
espaldas,
los nidos subterráneos,
la miel,
mi sexo índice.
He llevado a más gente para oler con fuerza.
Te he buscado en la cal de los teatros,
en las lavanderías acolchadas del viento,
en el cordón de los recién nacidos bajo la única escalera
que atraviesa tu carne.
He sabido mirar bajo todas las nubes para reír junto a
las cosas serias.
Pero por más que reparé en mi espíritu y lo llené de
aceite,
por más que me acerqué a los asesinos que despegan de ti
como un almendro,
apenas sí consigo convencerte
de que no hay fantasma capaz de que me
importe.
...
Acaso es tiempo ya de hacerte libre.
Acaso es tiempo ya de ser más cultos y
valientes.
Se te oxidó la astucia,
Se te oxidó el espíritu de cuantos tienen frío a los pies
de tu cama.
...
Pero te hicimos demasiado hermoso,
un agua distraída para lavar alrededor el
pánico;
y tan arriba, tan desde tu exilio, que sólo el
comprobarte nos da vértigo.
Dime, ¿cabes fuera del mundo?, ¿cabría una inquietud
donde no existe?
No hay nada parecido a ti en esta larga y
comestible,
en esta larga letanía de estar vivo.
Aarón García Peña
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