No sólo soy feliz cuando me callo
o me asomo a soñar a un precipicio.
Te mueres en la cruz sólo por vicio
y aunque vivo a tus pies no me desmayo.
No llevo cuenta aún de lo que fallo
las veces que me tumbo a hacer mi oficio.
Yo soy tu parturienta, un artificio
de ahorcar lo que me excita con un rayo.
Escribirán la historia que te dé
sentido más allá de lo que hagamos.
Tú no amas más que lo que a mí me amas.
Los días en que apenas tienes fe
el cielo sólo es visto si juntamos
al borde de la cruz nuestras dos camas.
Aarón García Peña
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