Te contemplo dormida sobre la cama deshecha,
cómplice necesaria en esta revolución callada
que estalló al devorarnos, víveres con hambre
Te miro
y el balanceo de tu dormir con sueños
convierte las pecas de tu espalda en una galaxia
de la que quiero investigar en profundidad
origen, contenido y forma de cada estrella.
Sonrío
un gesto que no repetiré cuando despiertes
para no creer que es posible lo imposible.
Porque los dos sabemos que no me pertenezco,
que toda noche muere en la mañana
y la verdad nunca nos hizo libres.
Me miras
respiro a lluvia reciente y tierra mojada,
me rindo a la locura que me muerde
y extiendo las alas para abarcar entera
esa galaxia roja y tuya, recién descubierta.
Pestañeo y te pierdo.
Ni siquiera ha sido un sueño.
Me la ha vuelto a jugar
esta imaginación ilegal por contrato
que te tengo.
Tania Evans
cómplice necesaria en esta revolución callada
que estalló al devorarnos, víveres con hambre
Te miro
y el balanceo de tu dormir con sueños
convierte las pecas de tu espalda en una galaxia
de la que quiero investigar en profundidad
origen, contenido y forma de cada estrella.
Sonrío
un gesto que no repetiré cuando despiertes
para no creer que es posible lo imposible.
Porque los dos sabemos que no me pertenezco,
que toda noche muere en la mañana
y la verdad nunca nos hizo libres.
Me miras
respiro a lluvia reciente y tierra mojada,
me rindo a la locura que me muerde
y extiendo las alas para abarcar entera
esa galaxia roja y tuya, recién descubierta.
Pestañeo y te pierdo.
Ni siquiera ha sido un sueño.
Me la ha vuelto a jugar
esta imaginación ilegal por contrato
que te tengo.
Tania Evans
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