Por la cuesta, camino del río,
sube una noche azul
que me acompaña.
Río arriba, el agua no pasa.
Peldaños de piedra despiertan
las duricias de mis pies
conectadas a cada cartílago óseo.
Hay brazos, hay piernas,
hay que respirar
forzosamente.
Un golpe en la espalda me haría vomitar
un río de lágrimas fosilizadas
desde la era glaciar de tanto desencuentro.
Carlota Ex-nihilo
viernes, 13 de noviembre de 2009
Río arriba
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