Prepara una tortilla
de dos almas para cenar.
El sortilegio, a punto, espera
en la cama anegada de
adioses.
Reina de la magia negra,
me cabalga ensangrentada
desmenuzando mi corazón
con la furia latente del
condenado
a muerte.
Sexual hasta límites
macabros,
me toma con la boca
llena de sacrificios
como Lisa Bonet en un
rito satánico.
El conjuro
inquebrantable
y precioso de sus manos
ilusionistas
convierte una noche de
lunes vulgar
en la última noche en la tierra.
Jorge M. Molinero
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