Las yemas de mis dedos giran
haciendo pequeños agujeros en
tu espalda
sienten un tacto de miel con
raso
y vuelan despacio por tu piel
desnuda
Mis párpados lentamente se
cierran
mis ojos viven una luminosa
oscuridad
que poco a poco flotan
en el mar de tus olas
cansadas
Los dos buscamos vino y sal
acompañados de juegos
que con cierto hechizo
solapado
consiguen crear dulces
semillas
y siempre renacen en nuestra
tierna marea
Antaño tuvimos un techo de
barro
débil playa de arenas
marchitas
ahora ya no hay más amores pendientes
Sabes que salgo a esperarte
que con hilos muy finos he
tejido tu almohada
que mi espera es silencio
mi ser es quererte
Y retorna tu cuerpo desnudo
y ansioso
respira mi tacto de miel con
raso.
Isabel Blanco Ollero
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