A José Agustín Goytisolo
Esta mañana
Barcelona se asemeja
a un espejo de cartón,
con su
aire tan espeso, tan opaco.
En el cine Coliseum se ofrecen
las últimas caricias tristes
y
tú, pequeño niño, juegas en las calles con tus sueños y tus cosas.
Los hombres sirven a guerras
que desconoces y escribes palabras de
manzana
en las mejillas del aire, en tu parque.
Sientes que Julia aún está cerca de
ti.
Pero
ahora
¿quién cabalga en las brisas buscándola?
De repente, son extraños los gritos
de las luces
en la vida de esta ciudad.
Roban impunemente
las magnolias de los jardines y los
cuerpos
abandonados en las noches…
Tus
palabras de manzana
desaparecen como adornos, como el arrullo
de un pájaro desvanecido en la hierba de Otoño.
Como Julia, exactamente como ella y lo sabes.
Barcelona, entonces, fue débil y opaca,
o
quizá sea yo la que ahora vive
como un espejo de cartón que no refleja al mundo.
ISABEL BLANCO OLLERO
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