Por alguna razón
el meandro está cubierto de mamparas
y es posible la alegría al calendario.
Por alguna razón
el candelabro que me quema la cabeza
ha puesto ratoneras contra la química
serotonínica del descalabro.
Y, en cierto modo,
lo prefiero a sonreír.
Por alguna razón
la tristeza salta tres iglesias
mientras mayo se empeña
en que todavía haya flores
que quemar.
Por alguna razón
soy un asesino en serie:
aritmético homicidio de ti.
Por alguna razón
salivo alevosía.
Y, en cierto modo
es hermoso
rumiar el metacarpo.
Por alguna razón
razonamos la nostalgia,
racionamos los racimos
y amenazamos los rizos
del rinoceronte.
Por alguna razón
metástasis de ti
me invade el cuerpo.
Por alguna razón
muero
por alguna razón.
Pedro Morillas
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