Si ella supiera la dicha
de la tripa en el ladero
de la desbordada fiola
que hace al vidrio
enmudecer.
Si supiera los coros
que me mete en la cabeza
cuando tiende o cuando mira
o va en el metro
y es rebalse
su ojo amohinado.
Si supiera
que si sigue riendo
va a romperme
de tan elástico
el vudú.
Si supiera
lo poco que quepo
en el crisol
cuando son cósmicos
los cabreos.
Si supiera la balsa
de peinada agua
con que me hace
asumir
las inundaciones.
Si supiera
que desde ella
no sé si tengo
flecha
o corazón.
Si supiera
la colección de poleas
que ha puesto
en el levanto.
Si supiera
lo mucho que me ha
ayudado
en la medida
de lo imposible
y el bajo escalón
del ahora
precipicio.
Si supiera la boca
que le miro
y el trasero
que mena
el disturbio
y esa carne
percutor
y ese pelo
pentagrama
donde ha madrugado
la cola
de la música.
Si supiera que con un sólo
puñado de su ira
no importaría
lo grande
que fuera
mi grisgrís.
Si supiera la batería
de mi empeño voltaico
por poderos
contarla
sin nada
exagerar.
Si supiera
que sólo en el hueco
de su pecho rambután
evito yo serme
escaramuza.
Si supiera
que es ella
la poesía
del reveno.
Y si yo supiera
que lo sabe...
qué velís de palabras
y qué asfixiante treno
aguaría el cajón
de la escritura.
Pedro Morillas
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