Me llamo Sara como me podría llamar Marta o Lucía.
Vivo aquí como podía vivir allí o allá.
Mi color de pelo, de ojos, de piel,
mis manías, miedos, hasta mi forma de andar,
todo, pura casualidad.
Casualidad y genética.
Eso somos.
Eso y tal vez,
unas gotitas de experiencia.
Poco más.
Perturbador descubrir
que hay poco que controlar
que modificar
que no podemos evitar un infarto repentino
una embolia
un cáncer
o ser hipocondriaca, como pueden ver.
Tampoco con quién nos cruzaremos al girar esa esquina
o quién decidirá dejarnos al girar otra.
Qué pasará con los mercados
con la borrasca que se acerca por el oeste
o con qué, idea delirante, nos despertarán los de arriba.
Nada, no sabemos nada
y pese a esa nada,
somos capaces de vivir como si nada.
Vivir cada día
como si lo supiéramos todo.
Sara Zapata
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