CONFLAGRACIONES
La guerra no nos cambió, trazó fronteras infranqueables
mientras los niños eternos de la canción no querían reírse
ni esperaban lunas bordadas en la sangre escarchada de la madre.
La historia no nos cambio y nada cambia ahora
tampoco,
están perdiendo los mismos.
Soldaditos de plomo de una sola pierna avanzan en mi memoria por lugares recónditos que nunca existieron.
Tengo el recuerdo ubicuo de lo que nunca viví, tejido por imágenes palpitantes, palabras de poeta, ruidos sordos de bombas subterráneas, carteles de guerra, puños en alto, pasos del Ebro y hambre. Tanta hambre…
La utopía nuevamente perdida, nunca más perdida que en este instante.
He hundido mis manos en el polvo de las antiguas trincheras y solo quedan reflejos del carnaval andante de la España eterna y atroz.
Marta Domínguez Alonso
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